El médico del seguro privado no comunicó que el feto presentara problemas, a pesar de la realización de varias ecografías. El bebé nació con focomelia por ausencia de ambas manos y dos terceras partes de partes de los antebrazos.
El Supremo destaca que la falta de información, principalmente entre las semanas 18 y 22 de embarazo, impidió a los padres "tomar las decisiones oportunas sobre la posibilidad de abortar".
Asimismo establece que la conducta del médico fue "negligente" no sólo por omitir su deber de información sino también por no haber practicado pruebas más fidedignas que "hubieran servido para confirmar o disipar las dudas que debieron haberle surgido al practicar las ecografías morfológicas".