MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
El fiscal ha pedido este miércoles un total de 72 años de cárcel para los presuntos etarras Garikoitz García Arrieta e Iratxe Yáñez Ortiz, que fueron detenidos en enero de 2010 cuando trataban de transportar una furgoneta cargada de armas y material para fabricar explosivos a la base que la organización terrorista había instalado en la localidad portuguesa de Óbidos.
El fiscal considera probado que los acusados recibieron a inicios de 2010 el encargo del entonces jefe militar de ETA, Mikel Kabikoitz Karrera Sarobe, de transportar el material explosivo a una vivienda de la localidad portuguesa de Casal de Avarela, en Óbidos, en la que la organización había montado una base de apoyo logístico.
En el juicio, que ha quedado visto para sentencia, los dos acusados se han negados a declarar y responder a las preguntas tanto del fiscal como de los abogados. "No voy a contestar a ninguna pregunta. Soy militante de ETA desde hace más de diez años y no voy a participar en este juicio", ha declarado Yáñez después de que García Arrieta también se haya negado a declarar.
En concreto, el fiscal Luis Barroso pide para Gartikoitz García Arrieta 49 años de prisión y otros 23 para Iratxe Yáñez por, entre otros delitos, integración en organización terrorista, depósito y transporte de explosivos, tenencia ilícita de armas de fuego y falsificación de documentos.
El traslado se produjo en una furgoneta conducida por el acusado y alquilada en Francia con documentación falsa junto a otro coche que actuó de lanzadera durante el viaje y que era conducido por Yáñez. Ambos cruzaron la frontera por La Junquera y sobre las 21.10 horas del 9 de enero de 2010 una patrulla perteneciente al puesto de Bermillo de Sayago (Zamora) localizó la furgoneta parada en la calzada, a unos metros de un cruce de carreteras y con las luces de emergencia encendidas.
Según han relatado en el juicio los dos agentes de la Guardia Civil, la furgoneta reemprendió la marcha al percatarse de la presencia del vehículo policial, lo que les obligó a identificar a su ocupante, que les entregó un carnet de conducir "que tenía muestras de haber sido manipulado o incluso falsificado".
Durante el tiempo que duró la identificación de la furgoneta, los agentes han declarado que vieron pasar hasta en tres ocasiones otro coche también con matrículas francesas y conducido por una mujer, hecho que les resultó extraño. "Ver una furgoneta con matrículas francesas era raro, pero ver además otro coche alrededor también con matrículas de Francia era más raro aún", ha explicado uno de los guardias civiles.
Posteriormente uno de los agentes revisó la carga de la furgoneta y, al percatarse de la presencia de bombonas metálicas de gran tamaño, requirió la ayuda de su compañero. Ese momento fue aprovechado por García Arrieta para empujarle dentro del vehículo y encerrar a los dos agentes en la furgoneta, para a continuación apoderarse del coche de la Guardia Civil, que tenía las llaves puestas, y emprender su huida en dirección a la localidad de Fermoselle para cruzar la frontera con Portugal.
Durante la marcha trató de parar a otro vehículo que avanzaba en dirección contraria para robar el coche y poder abandonar el de la Guardia Civil. Sin embargo su conductor, que ha declarado que García Arrieta le agredió con una barra de hierro, aceleró y huyó del lugar dejando al acusado tendido en el suelo.
Finalmente, García Arrieta consiguió cruzar la frontera por el paso de Bemposta-Mogadouro pero fue detenido más tarde en el municipio portugués de Moncorvo. Por su parte Yáñez, que portaba 10.365 euros, también consiguió cruzar la frontera pero fue arrestada en Vilanova de Foz.
SIN NOTICIAS DEL PASAPORTE
El fiscal también pide cinco años de prisión para el presunto colaborador Luis María Cengotitabengoa, que habría prestado su pasaporte a los etarras para que los hiciesen llegar a su hermano Andoni, que fue detenido en Lisboa el 11 de marzo siguiente cuando intentaba volar a Venezuela.
Cengotitabengoa se ha proclamado inocente y ha negado su pertenencia o colaboración con ETA, a la vez que su abogado ha pedido para él la libre absolución. Según ha declarado, él se renovó el Pasaporte por motivos laborales y lo metió en la guantera de su coche, sin saber qué pasó después con el documento.
Además, ha relatado que se enteró por la televisión del registro de su domicilio y, asustado, huyó a Francia, desde donde en agosto de 2010 remitió un escrito al juzgado de paz de Elorrio para entregarse.
