MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
El fiscal Carlos Bautista ha mantenido su petición de pena de 70 años de cárcel para el etarra Mikel Mirena Otegi por el asesinato de los ertzainas Iñaki Mendiluze y José Luis González en la localidad guipuzcoana de Itsasondo en 1995 y ha defendido que el acusado "no es un enfermo mental" y que bebió tras cometer el crimen con la finalidad de ver rebajada su pena.
Así se ha pronunciado el representante del Ministerio Público en la sesión del juicio que la Audiencia Nacional celebra contra Otegi por la comisión de delitos de atentado y asesinato terrorista e integración en organización terrorista.
"Todo está teñido de falacia de engaño. Fue un apaño del procesado para simular una ingesta bebida de alcohólica distinta a la que terminó a las 9.00 horas de la mañana", ha expuesto el fiscal en contra de la tesis mantenida por la defensa basada en que su cliente no era dueño de sus actos y tenía las facultades mermadas por el alcohol consumido antes del crimen.
"Después de casi 17 años, los que han tenido un juicio justo han sido los agentes", ha proseguido el fiscal Bautista, que ha puesto de relieve el ataque "a traición" y "por sorpresa" que sufrieron los ertzainas por parte de Otegi, "una persona tan bien habituada a disparar que le sobró un cartucho en la escopeta". "No falló incluso ante un blanco en movimiento", ha añadido.
Especialmente "repugnante" ha considerado el asesinato del segundo ertzaina, quien no había llegado a sacar su arma reglamentaria cuando fue abatido por este "miembro activo" de la organización juvenil ilegalizada Jarrai movido por la finalidad de "coadyuvar a los objetivos y fines de ETA". "Esto lo hago gratis. No como vosotros que cobráis un sueldo", dijo en el coche patrulla.
Ha hecho mención a que Otegi ha secundado recientemente un txapeo --encierro en su celda negándose a disfrutar de las horas de patio-- para presionar al Gobierno para intentar una negociación, un acto por los que ha sido sancionado hace un mes.
UNA PERSONA "EXPLOSIVA" EN EL ENTORNO ETARRA
Durante la vista oral, han comparecido varios guardias civiles que han enmarcado a Otegi en el "entorno etarra" en el momento de los hechos como demuestra su participación en actos de kale borroka y su "implicación" en la constitución de los estatutos de la nueva Jarrai en la isla de Zuaza (Álava) en 1990. Años después, han recordado, el acusado cruzó la frontera y se integró en ETA, por lo que fue condenado en Francia.
Varios psiquiatras han comparecido a petición de la defensa para dar cuenta de las exploraciones realizadas a Otegi y a su familia tras la acción criminal. Han descrito al acusado como "una persona explosiva entre el estímulo y la reacción a veces desproporcionada y que no tenía un elemento de freno intelectual".
Los psiquiatras han negado que existieran "vestigios de enfermedad mental" cuando examinaron al procesado en la cárcel de Martutene, si bien han afirmado que era una persona extraordinariamente sensible y que "recuperó la conciencia de lo que realmente ocurrió" tras los hechos. "Hubo una disolución global de la conciencia", han dicho.
A propuesta del abogado defensor, ha intervenido Juan Carlos Yoldi Múgica, un preso de ETA que fue candidato por HB a lehendakari, que ha reflejado en un informe sociológico que "nunca en la historia de ETA" se ha producido un caso similar en el que alguien utilizara su arma, "propia y legal", para perpetrar un atentado.
REPETÍA: "YO VOY A LA CÁRCEL"
En el juicio, que concluirá el próximo jueves, ha comparecido en calidad de testigo la hermana del acusado que ha afirmado que Mikel "estaba ido y totalmente fuera de sí" tras disparar a los agentes. "Sentí miedo. Jamás lo había visto así", ha aseverado.
Según ha explicado, su hermano "lloró como un niño" tras dar muerte a los agentes. "Yo voy a la cárcel, yo voy a la cárcel", repetía Otegi, que percibía ser objeto de "seguimientos reiterados" de la Policía Autónoma Vasca, ha concluido su hermana.
Mikel Otegi ya fue juzgado y absuelto por estos hechos en 1997 por un jurado popular de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa que le absolvió por "no ser dueño de sus actos".No obstante, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ordenó repetir el juicio con una decisión que fue avalada por el Tribunal Constitucional en 2004.