BARCELONA, 5 (EUROPA PRESS)
El volumen de la droga confiscada desborda la capacidad de los depósitos, lo que obliga a guardarla en nuevos espacios poco apropiados que comportan situaciones de peligro para la salud de los agentes, y el riesgo de que sea robada y distribuida nuevamente de forma clandestina.
Según recuerda Llarena a los jueces en el protocolo, actualmente la droga está guardada "en lugares tan inapropiados como garajes, oficinas o en inadecuados espacios de las distintas casas-cuarteles de la Guardia Civil".
Solamente en Barcelona, la Guardia Civil custodia 9.000 kilos de hachís, 1.000 de cocaína e importantes partidas de otras sustancias ilícitas, mientras que también hay más de 7.000 kilos en las dependencias del Instituto Nacional de Toxicología y grandes partidas controladas por Mossos d'Esquadra y Policía Nacional.
Por eso, el presidente de la Audiencia insta a los jueces a destruirla lo antes posible, siempre con tres condiciones: Que las partes puedan expresar lo que convenga en relación al material antes de destruirse, que se realicen las pruebas analíticas precisas y se guarden las muestras que se consideren estrictamente necesarias.
La totalidad de las sustancias solo se conservarán de forma íntegra si el juez justifica el motivo y se lo comunica a la policía.