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La ANECA: una Fundación ilegal; por José Eugenio Soriano García, Catedrático de Derecho Administrativo, ex Vocal del Tribunal de Defensa de la Competencia

22/12/2010
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El día 21 de diciembre de 2010, se ha publicado en el diario El Imparcial, un artículo de José Eugenio Soriano en el cual el autor opina que la denominada “Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación”, ni es Agencia, ni Evalúa, ni tiene Calidad y más que Acreditación, podría sin ánimo polémico sino meramente descriptivo, denominarse de Desacreditación. Trascribimos íntegramente dicho artículo.

LA ANECA: UNA FUNDACIÓN ILEGAL

La pomposamente denominada “Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación”, ni es Agencia, ni Evalúa, ni tiene Calidad y más que Acreditación, podría sin ánimo polémico sino meramente descriptivo, denominarse de Desacreditación. Y tiene en sus manos, sin embargo y nada menos que la política universitaria.

Para empezar no es una Agencia. Es una Fundación. Y la han dotado de potestades públicas con poderes públicos, lo cual es frontalmente contrario a la Constitución y a la Ley de Fundaciones, puesto que exactamente se impide en nuestro Derecho que las Fundaciones dispongan de poderes públicos (remito a los trabajos de Piñar Mañas, el máximo experto español sobre Fundaciones, quien ya denunció esta situación recientemente en Bolonia en un Congreso Internacional).

No evalúa. Ni puede, ni quiere. Veamos.

El examen que supuestamente realiza, es para acceder a las categorías docentes universitarias. Por de pronto, la ANECA ni mira lo que a la docencia hace, dado que para comprobar si alguien está acreditado para dar clases, tiene que hacer, como se ha hecho habitualmente y con calidad, algún ejercicio que determine que el candidato efectivamente conoce el programa. Esto es, si de lo que se trata es de no estafar a los alumnos y a la sociedad, quien diga que puede dar clases, tendrá que probarlo y no bastará con que lo jure o lo prometa. Y eso, siempre, ha exigido realizar un ejercicio que consista en ofrecer críticamente una o varias lecciones de un programa. Y para emular así lo que se supone que va a hacer en clase luego, ese profesor debe sostener una lección extraída por sorteo, haciendo como si se tratase de un día cualquiera en clase.

Pero la ANECA no hace nada de eso, ni está en condiciones de hacerlo. Por ello, si fuera honrado su desempeño, debería reconocer resueltamente que no puede evaluar sobre la calidad docente. Vamos, si es que se trata de hacer una acreditación seria y de calidad, y no una mera recopilación de supuestos datos que nada prueban en ningún sitio. Recordaré expresamente que antes de este “sistema” demencial, en todos los concursos a cátedras y demás plazas, se exigía una prueba así y muchos suspendían por no saberse el programa. Conste además que no se trata en absoluto de un ejercicio memorístico, sino de un examen crítico y riguroso, con varias horas de preparación y posibilidades de debate con el tribunal que examine al candidato. Por tanto debería decir esta ANECA que no sabe ni tiene medios para evaluar la docencia. Y que no está en condiciones en modo alguno de indicar que el candidato puede con honradez realizar una labor docente apropiada y que no sea una estafa para el estudiante.

Y en cuanto a la investigación, da algo de risa comprobar que lo único que pide la ANECA es que se envíe “la primera y la última página del trabajo”. Pero ¿Quién puede examinar nada con la primera y la última página? ¿Tanto cuesta leer y estudiar el trabajo completo? ¿Qué clase de calidad se acredita sin mirar siquiera lo que se ha publicado? Es una broma, literalmente, que se diga que así se examina la calidad.

Claro que cuando vamos a ver quién es el que dice que con esa primera y última página se tiene calidad suficiente para ser catedrático, es como para echarse a temblar. Porque no son expertos, sino unos ciudadanos corrientes y molientes que no saben una palabra de lo que dicen que están enjuiciando. Dicho con toda exactitud y precisión, quienes enjuician los méritos son ignorantes, unos ignorantes completos, que sin embargo se permiten ir dando juicios sobre los examinados. Porque ahora quienes evalúan y por tanto enjuician, son de “la rama” donde esa ciencia en la que ha trabajado el investigador. Esto es, si se examina de “Derecho Administrativo”, pueden darte o negarte el placet algún ciudadano que se dedique a la Economía o a la Sociología. Es decir, alguien que no estaría en condiciones nunca de debatir mínimamente con el candidato sobre ninguno de los temas sobre los que conforman la asignatura. Mucho mejor y sin interferencias lo haría una máquina, que no tendría discrecionalidad ninguna.

Y, peor aún, para compensar tal ignorancia - que algún día algún Juez llamará la atención con una declaración de nulidad, si no es de prevaricación por tomar a sabiendas decisiones injustas - lo que hacen esos sujetos “en rama” es llamar a dos expertos, estos sí, de la asignatura. Y claro está pueden hacerles caso o no. Y en ambos supuestos el remedio es peor que la enfermedad, porque si no les hacen caso, el grupo en rama encima se burla de la experiencia, pero si les hace caso, literalmente han entregado a un par de expertos la decisión sobre toda una asignatura, poder que supone que a sus amigos les apoyarán y a sus enemigos les hundirán, sin control alguno por parte de un órgano colegiado, como sucedía antes.

Por eso, la calidad se ha resentido. Porque la forma de evitarse problemas es aprobar a todo el mundo, a ser posible a la primera y si no a la segunda o a la tercera, ya que cada candidato se puede presentar hasta el infinito de veces cada seis meses.

Así, ha habido catorce mil peticiones y se ha “acreditado” a un 60%, esto es, unos 9000 profesores. Todo ello, por cierto, en un contexto de una crisis económica pavorosa, donde se han tenido que parar las oposiciones serias al Estado. Y esto sucede porque quien paga este número de profesores, no son las Universidades, sino la Comunidad Autónoma respectiva, que mira con asombro e impotencia esta hemorragia económica.

Porque la ANECA, en su brutal falta de calidad, ha decidido que todo el monte es orégano, para lo cual, lo que más evalúa es la experiencia de gestión. Ser o haber sido, Decano, Secretario, Vicedecano, Vicerrector, o Vice - lo- que - sea, es un dato máximo en el cómputo de la evaluación. Como si ser burócrata sea algo bueno para la calidad investigadora y docente.

¿De verdad cree la ANECA que de repente en España hemos tenido de golpe y porrazo 9000 genios de la ciencia? ¿Está en condiciones la ANECA de decir ante los órganos internacionales que España se ha convertido por arte de magia en una fábrica de ciencia, tecnología y conocimiento? ¿De verdad puede decir a la sociedad que dispone de nueve mil egregios acreditados que garantizan una máxima calidad? ¿Existe y está en condiciones de indicar que cuando los índices internacionales desacreditan sistemáticamente a la Universidad española y no colocan ni una entre las primeras 250 del mundo, es porque ellos se equivocan y que tienen razón en la ANECA al ¿acreditar?, a miles y miles de profesores que casi automáticamente pasan a usufructuar de por vida los presupuestos públicos y a ir cerrando así la Universidad a las generaciones futuras.

Un informe PISA con expresa referencia al índice de endogamia, sería muy importante, para mostrar lo que está sucediendo exactamente. Pero la ANECA no se atreverá a hacer ese examen, porque ya sabe anticipadamente que el índice de endogamia que provoca su “sistema” es casi del cien por cien.

En su política de desacreditación, la ANECA incurre, creo, en varios idiotismos. Por de pronto, tiene la ocurrencia de decir que si acredita a tanta gente es porque piensa que habrá cuatro (4) acreditados por plaza que competirán luego entre sí a un alto nivel. ¿Pero en la ANECA no leen el BOE? ¿No saben lo que hacen automáticamente los acreditados en cada Universidad con ese papelito? ¿No saben que en las Universidades (en casi todas con muy poquitas excepciones) el “acreditado” local es protegido por el Rector y sus Sindicatos de forma que él y solo él puede presentarse a esa plaza?¿No sabe que los Rectores han creado una política explicitada en Reglamentos (absolutamente ilegales, pero esa es otra historia) por la que se conmina a cada Departamento a “poner” al candidato acreditado el tribunal o comisión que él mismo designe? ¿No conocen esta corrupción? ¿No saben que si algún Departamento se resiste, el “acreditado” irá con su “coordinadora de acreditados” a ver al Rector y exigirle que le pongan en el tribunal a quién él mismo designe? ¿No saben que el escándalo de esta endogamia es tal que solamente firma un candidato por plaza porque nadie en su sano juicio puede ir contra la comisión que designe el favorecido por la “acreditación”? ¿No conocen que el candidato puede designar a quien le dé la gana, incluso fuera de su asignatura, por ejemplo, geografía, o historia, en Derecho Administrativo? ¿Y qué así la endogamia es ya del 100%? ¿No saben que hay reglamentaciones en las Universidades que llegan a coaccionar a un Departamento si tuviera la idea de resistirse, castigándole con no sacar plazas en cinco años si no se acepta al candidato local? ¿No saben que en las Universidades el “acreditado” local es el que pide que se convoque la plaza y cuando, o en su caso que se retire la plaza hasta que él forme el tribunal que le plazca? ¿No saben que tal es la consecuencia que interesadamente se ha sacado de decir que la autonomía universitaria es un derecho fundamental, como dijo desgraciadamente el Tribunal Constitucional en una Sentencia única en el constitucionalismo mundial? ¿No saben que todas las plazas que crean nacen para ser cubiertas, porque su “acreditación” es en verdad una plaza y no un mero título habilitante, si se examina la legislación general con la de cada Universidad?

Este sistema de enviar unos papeles por Internet, cada seis meses, hasta que te acrediten, destroza todo control de calidad al eliminar la competencia y la transparencia. Nadie compite, sino que se va a uno por plaza, y en cada plaza firma ya solamente uno. Se hace hasta caridad con los presupuestos públicos, como por ejemplo en Universidades que han querido caritativamente hacer catedráticos a los mayores de 67 años, de forma que tras la “acreditación” de la ANECA, los viejitos han visto culminado su sueño de acabar la carrera en su casa, sin que nadie se atreva a concurrir contra estos ancianos, porque los Rectores han querido regalar así un pedazo de presupuesto a sus mayores.

Al no haber competencia, no hay ninguna oportunidad de calidad. Y la calidad, efectivamente, se está resintiendo hasta extremos que desacreditan totalmente lo poco que queda de la Universidad. En consecuencia de esa falta de competencia - uno solo por plaza - la endogamia más absoluta es la reina de toda la Universidad. Y con ella, la falta de transparencia, ya que nadie puede saber qué está sucediendo; todo se hace entre una persona al otro lado del ordenador y unos ignorantes (en preciso sentido técnico) que están al otro lado de la pantalla y a los que incluso se les puede engañar, pese a lo fácil que es el sistema de acceso para quien sea dócil y se dedique a la gestión y poco más.

Esa endogamia, provocadora de oscuridad y monopolio, impide casi totalmente la movilidad del profesor. “Cada mochuelo a su olivo” y cierra España. Éste podría ser el lema del “sistema” de Universidad que ha creado la ANECA. Un caso de reparto de mercados, con monopolios locales, y que como en las novelas clásicas, muestran la degeneración de quienes en cruce de consanguineidad continuo acaban todos tontos o casi. La ANECA no puede escudarse en que es un órgano separado de la Universidad. Su primera fase, lamentable según hemos visto, no se entiende sin la segunda, en la que las Universidades, haciendo de su capa un sayo, colocan solamente a sus amigos locales, con total falta de respeto por quienes en otros puntos de España desean moverse, aportar, y que no tienen más armas que su propio prestigio y conocimiento. El régimen universitario muere de cerrazón, está enfermo de endogamia. Y la ANECA es la gran culpable al facilitar que el acceso sea por puras razones sindicales (coordinadoras de acreditados) ya que no es posible ni pensable que quepan de verdad de golpe los 9000 genios que ha querido descubrir. 9000 por ahora, que serán 14000 en muy poco tiempo, ya que, como en un “eterno ritornello” el que no se “acredita” ahora, lo hará dentro de seis meses, siguiendo las recomendaciones de unos ignorantes que nos vuelven a la época de las Disputationes de Giovanni Pico della Mirandola quien conocidamente retó en el siglo XV a “disputar” contra todos y sobre todo y en todo momento.

En eso está la Universidad española y su ANECA: en devolvernos al siglo XV.

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