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La Península inevitable; por Juan-José López Burniol, notario

25/11/2021
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El día 25 de noviembre de 2021 se ha publicado, en el diario El País, un artículo de Juan-José López Burniol en el cual el autor considera que la crítica situación política de España puede ser comprendida a través de las reflexiones expresadas a lo largo del tiempo por pensadores y políticos que han estudiado el país.

LA PENÍNSULA INEVITABLE

Lo que sigue no es propiamente un artículo, sino una serie de citas útiles para tomar conciencia de la crítica situación política de España. La primera es de la Historia de España, de Pierre Vilar (1947): “El Océano. El Mediterráneo. La cordillera Pirenaica. Entre estos límites perfectamente diferenciados, parece como si el medio natural se ofreciera al destino particular de un grupo humano, a la elaboración de una unidad histórica”. Esta es la Península inevitable, la que es irrevocablemente nuestra, el inmediato escenario de nuestras acciones a lo largo de los siglos. Unos siglos en los que Portugal emprendió su propio camino. Pudo ser de otro modo, pero fue así. Y así la naturaleza y la historia han conformado España, como la naturaleza y la historia conformaron el hexágono francés. Es la “textura histórica de las formas políticas” estudiada por Michael Stolleis. Cierto que todo lo que nace muere, pero también lo es que las entidades históricas fruto de un proceso secular exigen tiempo y causas muy hondas para que el tejido generado se desgarre. Porque desgarro es, y no liviano. Máxime cuando todas sus partes se han beneficiado recíprocamente: por ejemplo, unas por las transferencias recibidas de otras, y estas por gozar de un mercado cautivo arancelariamente. En todo caso, el ámbito inmediato de las comunidades peninsulares está en la Península. De ahí la necesidad de articular jurídicamente España mediante un Estado que, con respeto al autogobierno de sus nacionalidades y regiones, defina y garantice la protección del interés general de todas ellas.

La segunda cita es de España invertebrada, de Ortega y Gasset (1922): “Será casualidad, pero el desprendimiento de las últimas posesiones ultramarinas parece ser la señal para el comienzo de la dispersión peninsular”. Lo que Ortega anunciaba se ha consumado. El proceso de dispersión peninsular ha alcanzado un clímax nunca visto. El riesgo de ruptura es hoy muy serio por la pérdida total del sentido de pertenencia a España de una parte significativa de la sociedad catalana. Pero no es este el único factor disgregador: la dialéctica centro periferia y la proliferación de movimientos como Teruel Existe pueden postergar los intereses generales en aras de sus fines particulares. Máxime cuando la capital parece optar por “Madrid existe”. Ahora bien, la causa principal de disgregación no es la fuerza disolvente de estos movimientos, sino la impotencia de un Estado y un Gobierno débiles para proponer a todos los españoles “un sugestivo proyecto de vida en común”.

La tercera cita es de Entender la historia de España, de Joseph Pérez, (2012): “Algo se está rompiendo en España. () Es posible que llegue un día en el que la mayoría de los catalanes y de los vascos dejen de sentirse españoles. España quedaría entonces separada de territorios con los que ha tenido una larga historia común. Dejaría de ser la España que ha sido durante siglos ()”. Todo puede pasar, y si es el desguace de España, no será bueno para nadie. ¿Estamos a tiempo de evitarlo? Al menos, de intentarlo. E intentarlo supone que el Partido Socialista y el Partido Popular consensúen unos temas básicos para evitar que el Gobierno quede a merced de pactos ocasionales con unos partidos, por supuesto democráticos y merecedores de respeto, pero cuyos objetivos son la independencia de su territorio o la abrogación del régimen del 78. No se trata de recuperar un turnismo inviable e indeseable, sino de asegurar la subsistencia del entramado institucional para reformarlo sin demolerlo. Así, debería haberse evitado que el actual debate presupuestario pendiese de las admoniciones de unos y del desplante de otros. Pero, al final, deciden las personas, lo que hace focalizar la atención en el presidente del Gobierno y el líder del Partido Popular con una cuarta cita.

Es de Manuel Azaña, tomada de su última intervención parlamentaria como presidente del Gobierno, en abril de 1936: “Cuando se está al frente de un gran pueblo (), el alma más frívola se cubre de gravedad pensando en la fecundidad histórica de los aciertos y los errores”. Esta es la responsabilidad personal de Pedro Sánchez y Pablo Casado. Sus aciertos y sus errores determinarán el futuro de España. Está en riesgo su continuidad. Deben tomar conciencia de ello y actuar en consecuencia, apartándose de ambos extremos (Podemos y Vox), pero sin rehuir el diálogo con todos los partidos. Lo que exige a ambos una fortaleza que solo se alcanza desde el centro, así como cerrar un acuerdo de mínimos en los temas sistémicos. Un acuerdo que no quede luego enervado por aquellos partidos que atentan contra el sistema. El tiempo se agota y el escenario global que apunta no será pacífico, ni en lo económico ni en lo social ni en lo político.

¿Es tremendismo político? Claudio Magris advierte -en El infinito viajar- que “los presuntos hombres prácticos () siempre creen, hasta el día anterior a su caída, que el muro de Berlín está destinado a durar”.

Comentarios - 1 Escribir comentario

#1

Existe, por las razones geográficas señaladas, pero también por las políticas y sociales, un sentimiento de iberismo mantenido por los españoles y por los portugueses.
Recuerdo un dibujo de Castelao en el que un niño gallego, sentado al lado de su abuelo un un murete, con Portugal al fondo le preguntaba "Entonces los de al lado ¿son más extranjeros que los de Madrid?
Reconocer la realidad sociológica histórica, haya o no diferencia lingüistica, fue un hallazgo de la I y II Repúblicas y lo hubiera sido también de este apaño de la CE78 si se hubiera respetado el art. 7.1 CC. "Los derechos deberán ejercerse con buena fe" aunque sólo sea por una razón práctica "todo reino dividido percerá" (Lc.11.17)
De haber sido sensatos la reunión de España y Portugal hubiera sido posible cuando recuperáramos la democracia bajo una monarquía electiva.
Pero el mal ejemplo dado invitó a los portugueses a huir del agua fría como el gato escaldado, escarmentando en cabeza ajena, y rechazar una estructura regional, pese a que las realidades sociológicas del miñoto son distintas que las de alentejano.

Escrito el 25/11/2021 18:18:47 por Alfonso J. Vázquez Responder Es ofensivo Me gusta (0)

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