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La España invertebrada; por Enrique López, Magistrado

03/09/2012
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El día 3 de septiembre de 2012, se ha publicado en el diario La Razón, un artículo de Enrique López, en el cual el autor opina que este es el momento de reafirmar principios y valores, de fortalecer instituciones, de sacrificarse por un futuro mejor, y todos debemos dar ejemplo de ello.

LA ESPAÑA INVERTEBRADA

Hoy en día sigue tan vigente la visión de Ortega y Gasset sobre España, que hace meditar sobre la poca capacidad de análisis que podemos tener los españoles en conjunto, y en especial las élites de todo tipo. Su obra <<La España invertebrada>>, en muchos de sus análisis y conclusiones, es de plena actualidad. Ortega nos explicaba que <<la raíz de la descomposición nacional está, como es lógico, en el alma misma de nuestro pueblo. Puede darse el caso de que una sociedad sucumba víctima de catástrofes accidentales en las que no le toca responsabilidad alguna. Pero la norma histórica, que en el caso español se cumple, es que los pueblos degeneran por defectos íntimos, algunos cuya influencia se limite a poner un colorido peculiar en la historia de la raza. Así hay pueblos alegres y pueblos tristes>>. En resumen, Ortega superando a Ganivet y a Costa, planteó el problema español en la crisis histórica del proyecto que forjó la nación española, –la desarticulación del proyecto sugestivo de vida en común–, en sus propias palabras. Fundamentaba esta tesis, en una profunda crisis interna y la falta de proyección exterior. La España actual, si analizamos las reflexiones de algunos políticos, sobre todo nacionalistas, o si vemos ciertos programas de televisión, podría parecer inmersa en semejantes problemas, mas en mi modesta opinión, creo que hemos avanzado mucho, y que en cierto modo, el pueblo español ha dado muestras de una gran responsabilidad colectiva. A pesar de ello, no cabe duda que seguimos siendo un pueblo de fuertes emociones y de débil racionalidad, la emoción sigue moviendo muchas de nuestras conductas personales y colectivas, mientras que a la racionalidad, ni se la espera. Tenemos que observar, no sin cierto asombro, cómo una comunidad autónoma pide un rescate financiero, y exige que sea sin condicionalidad alguna, es más todavía se llega a decir que si no estuviera integrada en España, no tendría tal necesidad, y ello por supuesto sin análisis económico serio alguno. Estos políticos no se dan cuenta de que con estas declaraciones, están jugando con la emoción de los ciudadanos, que pueden y tienen una visión desvirtuada de la realidad, y que además provocan un fuerte enfrentamiento territorial. En breve, se producirán unas elecciones en otra comunidad autónoma, donde la duda es si un partido político legalizado por el Tribunal Constitucional, tras ser declarada sucesora de Batasuna-ETA por el Tribunal Supremo, puede convertirse en la primera fuerza política de este territorio, cruel paradoja para un país azotado por el terrorismo de ETA durante más de cuarenta años. No sé que hubiera escrito Ortega en estos momentos. Sería realmente interesante intuirlo, pero en cualquier caso, su legado escrito nos da muchas pistas al respecto. Decía el filósofo en una conferencia impartida en el antiguo Teatro de la Comedia, el 23 de marzo de 1914, que <<en épocas críticas puede una generación condenarse a histórica esterilidad, por no haber tenido el valor de licenciar las palabras recibidas, los credos agónicos, y hacer en su lugar la enérgica afirmación de sus propios, nuevos sentimientos. Como cada individuo, cada generación, si quiere ser útil a la humanidad, ha de comenzar por ser fiel a si misma>>. En estos momentos, nos estamos jugando el futuro de España no sólo como nación, sino como concepto histórico, que algunos con recreaciones y ensoñaciones increíbles, pretenden arrumbar, olvidando que están jugando no sólo con la historia, mutándola de forma grosera, sino con el futuro de nuevas generaciones. Este es el momento de reafirmar principios y valores, de fortalecer instituciones, de sacrificarse por un futuro mejor, y todos debemos dar ejemplo de ello. Al contrario, algunos insisten en que todo vale, en jugar con las instituciones más sagradas de nuestro país, y sobre todo, en ejercer la especulación y no el sacrificio. España es un proyecto que con más o menos apego, se ha forjando desde cientos de años, y el momento actual no es un momento de especular con frívolas ensoñaciones. La liga ya no se gana en nuestro territorio, se tiene que jugar fuera, y con estas divisiones internas, con estos flujos disolventes, no vamos a conseguir nada. Para ello es necesario que cada uno asuma su responsabilidad, y que al contrario que los niños no crea que nunca es responsable de nada de lo que ocurre, salvo de mantener o ganar más techo competencial. Mirados desde fuera, podemos llegar a resultar una patética caricatura. Hoy más que nunca, se requiere un esfuerzo común, y ello supone en primer lugar responsabilidad, en segundo lugar entrega, y sobre todo tener claro que nos estamos jugando el futuro de otras generaciones. No podemos caer en el pesimismo ancestral de que somos así, y volver al país que tanto hizo sufrir a Ortega. Esto ya lo creíamos superado, y por el contrario nos persigue, al parecer sin solución.

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