CAJAS DE AHORROS (V): EJERCICIO INDIRECTO DE LA ACTIVIDAD FINANCIERA
Un cambio sin sobresaltos, inspirado en la Ley Amato (Italia), preside algunos de los cambios que se producen en el panorama cajista.
Habrá dos formas, alternativas pero quizás en secuencia, como luego explicamos, para operar su transformación, en el caso en que sea necesaria, lo cual no va a ser siempre el supuesto pese a la inercia fuerte y a la tendencia que indudablemente ahora se abre; máxime si las exigencias de capital de Basilea III continúan, y si la nueva exigencia de acceder a los mercados de capitales, se imponen, como ya se está produciendo.
La primera alternativa, es relativamente sencilla de definir, y difícil de practicar (más por cuestiones inevitablemente personales que por otros factores). Consiste, llanamente, en transferir todo el negocio bancario y crear un auténtico banco dependiente absolutamente de la Caja transformada. Se exige que, al menos, el 50% de su capital esté en manos de la Caja, con lo cual, a partir de un 1% más, ya tenemos un banco creado - dominado por una Caja de Ahorros. En este caso, la Caja de Ahorros, sigue siendo una Fundación - Empresa. Más precisamente, y de forma resuelta, será una Fundación - Empresa Bancaria. Lo cual, además, se llevará a su denominación, que continuará siendo la de Caja en alguna fórmula que coloque en su rótulo, de forma que el cliente conozca que trabaja con el banco de una Caja.
Aquí, si se sigue esta fórmula de Caja con Banco, desde luego, al menos el 50% de los derechos de voto habrán de estar en manos de la Caja. Y en consecuencia, se produce consecuentemente una transformación para llevar a los órganos de la entidad resultante la parte proporcional que corresponda a la Caja, la cual, a su vez, tendrá que hacer proporcionalmente sus propias designaciones en función de los distintos grupos que la integren.
Operación con exquisitos cálculos políticos, puede al mismo tiempo dar un buen resultado. Un banco, está ya sometido a la disciplina bancaria tradicional en todos sus aspectos, incluidos el buen gobierno específico de los bancos, las exigencias de cumplimiento (compliance en fórmula que hay que traducir) y a su vez, ello provocará un efecto reflejo en la propia Caja, a la que siempre le vendrá bien que en un ejercicio recíproco de vigilancia con su banco, se le acaben imponiendo también todas las buenas prácticas añadidas a las que como Institución tiene que cumplir. Y a no dudar, la transparencia será una de ellas, de las que las Cajas ganarán mucho y lograrán un arraigo aún mayor en las poblaciones en las que operen, ya que sus tradicionales cuentacorrientistas, convertidos en clientes de banco, sabrán perfectamente en la Memoria de buen gobierno corporativo todo lo que corresponde conocer y que desde luego se puede mejorar enormemente. Y seguro que se hará, ya que es interés de todos, para empezar del gran regulador que es el Banco de España, que se afiance la confianza sobre estas nuevas Instituciones complejas justo desde el instante de su propio bautismo.
Se crea pues una Institución compleja, pero no mixta. La separación institucional, de personalidad, contable, financiera, ha de estar clara. Al igual que en otros procesos ya muy conocidos, tiene que producirse la completa separación, de forma tal que quede muy claro para cualquier analista financiero y jurídico, cuáles son los campos de actuación de la entidad matriz y de su banco derivado. El conocido bucle local, por usar una expresión ajena al sector pero cercana a los procesos de liberalización, tiene que dejar muy claro quién es quién y cada uno con su cultura distinta, una la puramente institucional y otra ya la decididamente financiera.
Ahora bien, nótese que las exigencias de capital serán altas, dado que esa Caja ha de dominar por completo un banco. De ahí la previsión, sensata, de que ese banco a través del cual se realiza el ejercicio de actividad indirecta, podrá hacerse asimismo de forma concertada a través de un SIP, con lo que la entidad central del mismo, será quien en definitiva coordine la actividad de las Cajas en lo que a la actividad bancaria y financiera se refiere. Lo cual es razonable, dada las exigencias de capital y de ahí a que exista algo más que una fusión fría, es cuestión de tiempo. Y es que la actividad bancaria tiene sus exigencias que las fundaciones no tienen. Quizás, y digo quizás solamente, con el tiempo, también coordinen sus actividades muchas acciones de las propias Cajas partícipes de un banco, inclusive en la Obra Social, por ejemplo, en aspectos culturales itinerantes u otros supuestos semejantes.
A estos efectos, el Banco de España, que ya viene adelantándose con tino a las exigencias de prudencia, va a poder exigir unas condiciones de liquidez importantes, ya que los activos líquidos tendrán que poder hacer frente a una potencial salida de fondos. Y, al mismo tiempo, se exige a las entidades una estructura adecuada de fuentes de financiación y de vencimientos. Asimismo, en cuanto al apalancamiento, se establecerán límites máximos a la relación entre los recursos propios de la entidad y el valor total de las exposiciones a los riesgos derivados de la actividad. No existirán pues, situaciones de posible dependencia. Y aquí, hay que decir, que aunque el Banco de España suele ser incomprendido al principio, luego, los tiempos suelen darle la razón.
De ahí que la posibilidad de que sea la entidad central de un SIP la que en definitiva constituya mediante la adición de diversas Cajas, esta opción de transferir a su propio Banco el capital necesario, parece que será un camino que se animará e incentivará.
No obstante, puede ocurrir que alguna Caja, en solitario, y sin poder constituir un banco, prefiera continuar su camino como un asceta, como un eremita alejado del mundanal ruido bancario.
En tal caso, será una fundación, como ahora, de carácter especial. Pero podrá transferir su negocio financiero a un banco o a otra entidad de crédito. En tal supuesto, recibirá a cambio, acciones, con lo cual, será accionista de referencia de una entidad financiera, o por lo menos será un accionista de alguna importancia a buen seguro. Y continuará su obra social y benéfica, centrándose en tal actividad. Naturalmente, manejarán para ello su cartera de valores como mejor entiendan. Para lograr este cambio, cuentan ya con la Ley de Modificaciones Estructurales de las sociedades mercantiles, lo cual indica claramente el camino a seguir y la ideología de transformación. Perderán en tal caso su ficha como entidad financiera puesto que ya no serán entidades de crédito.
Finalmente, podrán realizarse experimentos mixtos, y dar lugar a operaciones complejas. El futuro no está escrito nunca. De ahí que todas estas operaciones, fusiones frías o menos frías, coordinación del comportamiento competitivo de varias Cajas - excepcionando claramente la visión tradicional de las concentraciones económicas en el clásico derecho de la competencia - en fin, el salto adelante que se da, tenga en su rica variedad que ser bienvenido.
Ahora el presente comienza a hacerse futuro. Muchas cajas van a cambiar. Y serán distintas. Pero al final, la gran idea de que existan alternativas reales que creen un ecologismo financiero en el que muy diversas entidades ofrecen sus productos y servicios a los ciudadanos, es siempre una buena idea. Una idea que empezó hace trescientos años metiendo tres reales de vellón por la ranura de una hucha para socorrer a los menesterosos. Una historia que continúa. Y que si los gestores actuales están a la altura de sus antecesores del siglo XVIII, asegurarán, como poco, otros tres siglos más de historia. De buena historia de servicio a los demás, económico, financiero, social y cultural.