LUGO, 19 (EUROPA PRESS)
Según se recoge en la sentencia, la perjudicada, de 89 años de edad en el momento de los hechos, comenzó a vivir con la acusada y su familia en agosto de 2021, momento en que autorizó a su sobrina en sus cuentas bancarias. La convivencia finalizó en diciembre de 2022.
Entre enero y marzo de 2022, la acusada realizó varias retiradas de dinero de la cuenta, hasta sumar un total un 163.000 euros. Tras percatarse de lo ocurrido, la anciana abandonó la vivienda de la acusada y, meses después, presentó un requerimiento notarial a su sobrina para que le devolviese el dinero; al no conseguirlo, presentó una querella criminal por apropiación indebida.
La acusada negó los hechos en el juicio, reconociendo que había hecho esas retiradas de efectivo, pero que lo había hecho por indicación de su tía, y argumentó que desconocía el destino de todo ese dinero. Según su declaración, cuando la anciana se fue de su casa, se lo llevó.
Por contra, su tía insistió en el plenario en que su sobrina le había quitado gran parte de sus ahorros sin su consentimiento ni conocimiento, y explicó que se había ido del domicilio, sin llevarse nada de dinero, porque no la trataban bien.
El tribunal señala en su sentencia que el testimonio de la acusada no merece crédito, porque no resulta lógico que hubiera retirado tal cantidad de efectivo durante esos meses, cuando la práctica habitual de su tía era hacer retiradas de dinero mucho menores. Además, también señala que la acusada no le contó a nadie que su tía le pedía sacar todo ese dinero, y que tampoco se cuestionó qué destino se le daría.
Por todo ello, la considera autora de un delito continuado de apropiación indebida, y la condena a 3 años y 10 meses de prisión, al pago de una multa de 1.800 euros, y a devolver a su tía los 163.000 euros más intereses.
