A CORUÑA, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los magistrados explican que han tomado la decisión en base a la doctrina del Tribunal Supremo y al artículo 2 de la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, que establece que "todo menor tiene derecho a que su interés superior sea valorado y considerado como primordial en todas las acciones y decisiones que le conciernan, tanto en el ámbito público como privado".
La Sala indica en la resolución que el hecho de haber dejado de convivir con su padre y con su pareja para pasar a residir con su madre, su actual esposo y sus dos hermanos pequeños "ha supuesto una alteración constatable de la estabilidad emocional y escolar del menor, quien ha iniciado su etapa de adolescencia, con todos los cambios y conflictos que muchas veces implica, y ha comenzado a demandar persistentemente el poder retomar la convivencia habitual con su padre".
La audiencia del menor, según señalan los magistrados en el fallo, "deja claro su malestar psicológico actual, manifestando que no se encuentra cómodo en compañía de su madre en este momento, a quien le imputa un trato inadecuado, incapaz de encontrar solución a sus problemas, considerando que su padre le da más seguridad y le presta más atención".
Esta percepción de la relación con sus progenitores, según señalan los jueces, "debe ser tenida en cuenta también entre los demás factores" en los que deben apoyar su decisión.
OTROS ARGUMENTOS
La Sala, por lo tanto, concluye que el recurso debe ser estimado "en atención a las necesidades del menor", pues es quien "demanda el cambio de custodia después de diferentes desencuentros en su convivencia con la demandada". Además, resalta en la sentencia que su madre "ratifica las habilidades parentales del recurrente, al indicar que, como padre, no puede ser mejor".
El tribunal añade que, en el caso enjuiciado, el menor "muestra su necesidad de recuperar la convivencia habitual con su padre, con quien se halla estrechamente vinculado afectivamente, para alcanzar una mayor estabilidad en su vida diaria que le permita ir superando los desencuentros sufridos mientras residía con su madre".
"En una convivencia salpicada de frecuentes discusiones, con actitudes propias de la adolescencia, satisfaciendo con el cambio de custodia su superior interés al permitir, de este modo, que vayan mejorando y fortaleciéndose las relaciones con ambos progenitores", añade. La sentencia no es firme al poder presentarse recurso de casación ante el Tribunal Supremo.