LA GUERRA POLÍTICA DEL LOBO
El lobo es un animal real y mítico en la cultura occidental (Michel Pastoureau, Le loup: une historie culturalle, 2018), que ha acompañado al ser humano desde el Paleolítico hasta nuestros días y que nos hace compañía bajo la diversidad de razas de perros (Canis lupus familiaris), subespecie del lobo (Canis lupus).
Desde la Edad Media se tiene una visión negativa del lobo como enviado del diablo y un símbolo del paganismo. De alimaña perseguida ha pasado, a finales del siglo XX, a ser un símbolo de libertad e inteligencia para los ecologistas, con un importante papel del gran carnívoro en la cadena trófica y, de paso, se ha incrementado el enfrentamiento con ganaderos y cazadores.
El año 2025, en España y en Europa, va a ser el año del lobo. Recordemos que en septiembre de 2021 en España se modificó su estatus de protección, al incluir todas las poblaciones de lobos en el Listado de especies silvestres en régimen de protección especial (LESPRE), superando la dicotomía de regímenes de protección establecida en la Directiva de hábitats de 1992 y en su transposición en la Ley de patrimonio natural y biodiversidad de 2007, con un régimen de protección al norte del río Duero y otro al sur del Duero, donde estaba estrictamente protegido.
Esta dualidad desapareció en septiembre de 2021, por iniciativa de la Asociación para la conservación y estudio del lobo ibérico (ASCEL). Ha estado estrictamente protegido en toda España desde ese mes y año hasta abril de 2025 (previsiblemente).
La modificación, por Orden del MITECO, fue impugnada ante la Audiencia Nacional por ASCEL, con la pretensión de la inclusión del lobo en el Catálogo español de especies amenazadas y por las CC.AA. de Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León), para anular la Orden. Estos recursos contenciosos administrativos están pendientes de sentencia, que deberían ser dictadas en 2025, aunque se van a quedar sin objeto, por lo que se dice más abajo.
El lobo, a partir de 2021, se ha incorporado a la agenda política en España y en Europa (Consejo de Europa, Unión Europea, Suiza, Suecia, etc.). El 7 de marzo ha entrado en vigor la reducción del nivel de protección del lobo en el Convenio de Berna, de 1979, del Consejo de Europa; ahora se permite su control y extracción (muerte) en determinadas condiciones. Esta modificación fue impulsada por la Comisión Europea, que ya ha propuesto la modificación de la Directiva de hábitats, modificando la calificación del lobo como especie estrictamente protegida a protegida.
En el presente año la Comisión Europea va a aprobar la metodología para establecer el estado favorable de conservación de una especie -concepto central de la Directiva de hábitats-, sobre el criterio de diversidad o variabilidad genética de una especie.
En 2025 el Estado debe hacer público el censo nacional del lobo, agregando datos elaborados por las CC.AA, con una metodología no homogénea, ya cerrados a fines de 2024.
En España, aprovechando la tramitación en el Senado del Proyecto de ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, el PP ha introducido una nueva disposición final -la 14.ª- por la que, con rango reglamentario, se modifica el LESPRE y se vuelve a la dualidad de regímenes de protección, anterior a la Orden ministerial de septiembre de 2021. Es un precepto extravagante respecto a la materia del Proyecto de ley, con quiebra de la seguridad jurídica y de la buena técnica legislativa. La enmienda también ha sido aprobada en el Pleno del Congreso el 20 de marzo y entrará en vigor al día siguiente a la publicación de la Ley en el BOE.
Esta modificación normativa exigirá modificar la Estrategia para la gestión y conservación del lobo y su convivencia con las actividades del medio rural, de 2022.
La innovación normativa no eliminará el conflicto social conservacionistas-ganaderos -por simplificar- La modificación del estatus de protección del lobo producida repercutirá en la dotación presupuestaria de 20 millones de euros anuales, que el MITECO transfiere desde 2022, a las CC.AA. para compensar a los ganaderos por daños producidos por ataques de lobos a la cabaña ganadera, según las normas de indemnizaciones -diversas- autonómicas.
El lobo sigue siendo un animal temido y odiado, respetado y admirado, a la vez, desde la noche de los tiempos. La guerra del lobo (Javier Pérez de Albéniz, La guerra del lobo, 2017) es un conflicto que se prolonga desde hace más de dos mil años (Jean-Marie Moriceau, L´hommme contra le loup, 2013). Quizás es un conflicto irresoluble, sobre todo cuando se utiliza como arma arrojadiza en el enfrentamiento político.
