BILBAO, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
El órgano judicial considera probado que el acusado, natural de Sopelana y de 65 años de edad, prevaliéndose de la confianza e influencia obtenida sobre la víctima, vulnerable desde el punto de vista afectivo, dependiente de terceras personas para realizar gestiones y susceptible de engaños, logró que ésta le concediera un poder notarial el 18 de abril de 2013 para vender un piso, con garaje y trastero, que tenía en Castro.
La sentencia apunta que, haciendo uso del poder notarial, la vivienda fue vendida por el procesado a terceros "de buena fe" el 4 de julio de 2013 por un precio de 91.000 euros. Posteriormente, éste entregó a la mujer un talón por importe superior al de la venta.
Sin embargo, la víctima no pudo lograr el efectivo por falta de fondos. Entonces, el hombre reconoció a la perjudicada que había invertido el producto de la venta en un negocio sin determinar en Argelia, sin que ésta haya recibido ni el producto de la venta ni ninguna otra cantidad. Por todo ello, a la mujer se le agravó el cuadro ansiosodepresivo que padecía, y precisó tratamiento médico psiquiátrico especializado.
La Audiencia vizcaína ha condenado al encausado a un año de prisión por un delito de estafa agravada y al pago de 1.500 euros. Además, deberá abonar a la estafada la cantidad de 75.000 euros por el precio de la venta del piso y por secuelas psicológicas.
Al procesado se le ha suspendido por dos años la ejecución de la pena de cárcel, con la condición de que no vuelva a delinquir y pague las cantidades que se le han impuesto.
