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GRAPO: 50 años de trayectoria sangrienta; por Carmen Ladrón de Guevara Pascual, abogada

14/11/2025
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El día 14 de noviembre de 2025 se ha publicado, en el diario El Mundo, un artículo de Carmen Ladrón de Guevara Pascual en el cual la autora opina que la prolongada presencia de ETA, con un balance criminal mayor, ha contribuido a relegar a las víctimas del GRAPO a un segundo plano.

GRAPO: 50 AÑOS DE TRAYECTORIA SANGRIENTA

El pasado 1 de octubre se cumplieron 50 años de la presentación pública del grupo terrorista GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre). Medio siglo de violencia que se saldó con el asesinato de 93 personas -84 hombres y nueve mujeres-, además de 95 heridos reconocidos oficialmente y tres secuestros, dos de ellos resueltos con la liberación de las víctimas y uno con resultado mortal. Estas cifras estremecedoras sitúan a la organización en el tercer puesto entre los grupos terroristas más mortíferos de Europa, solo por detrás del terrorismo irlandés y de ETA, y en el segundo lugar a nivel nacional.

La organización de extrema izquierda, de inspiración marxista-leninista maoísta, se dio a conocer el 1 de octubre de 1975, con el asesinato en Madrid de cuatro miembros de la Policía Armada -Miguel Castilla Martín, Joaquín Alonso Bajo, Agustín Ginés Navarro y Antonio Fernández Ferreiro-, que realizaban labores de vigilancia en distintas entidades bancarias. Sin embargo, su primer asesinato había tenido lugar meses antes, el 2 de agosto de 1975, cuando atentaron contra una patrulla de la Guardia Civil en el canódromo de Madrid, matando a Casimiro Sánchez García y dejando gravemente herido a su compañero. Aquellos ataques marcaron el inicio de una larga trayectoria criminal que se prolongó durante más de 30 años y en la que se sucedieron más de mil atentados por todo el país. Pese a presentarse como antifascistas, los GRAPO buscaban la instauración de un modelo político dictatorial de corte totalitario.

El año 1979 fue el más sangriento de su historia: 22 atentados mortales con un saldo de 32 víctimas, entre ellos el perpetrado el 26 de mayo en la cafetería California de Madrid, cuando un artefacto explosivo colocado en los baños del local -entonces repleto de clientes, en su mayoría mujeres de edad avanzada- estalló a las 18.55 horas, causando nueve muertos y 61 heridos. Por este atentado fueron condenados Carmen López Anguita, Alfonso Rodríguez y José María Sánchez Casas, identificados como autores materiales los dos primeros e intelectual el tercero. Hasta entonces, el año más sangriento había sido 1975, con seis atentados y diez víctimas mortales.

Durante la década de los 70, la violencia de los GRAPO incluyó también dos secuestros especialmente significativos, concebidos como un pulso al Estado en plena Transición a la democracia. El 11 de diciembre de 1976 secuestraron al presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo, y poco después, el 24 de enero de 1977, al teniente general Emilio Villaescusa Quilis. Ambos fueron liberados el 11 de febrero de 1977 por las fuerzas de seguridad, que lograron localizar los lugares donde permanecían retenidos gracias a una compleja investigación que incluyó la detención de varios miembros del grupo y al hallazgo de pisos utilizados por la organización en Madrid y Alcorcón. Con estos secuestros, los GRAPO intentaron desestabilizar la Transición y chantajear al Gobierno exigiendo la liberación de presos de distintas organizaciones terroristas. Su fracaso marcó el principio del fin de su capacidad operativa.

El ámbito de actuación de los GRAPO fue nacional, aunque su violencia se concentró en la Comunidad de Madrid (43 víctimas mortales), Cataluña (22) y Galicia (10), seguidas de Aragón (5), Andalucía (5), Castilla y León (3), Comunidad Valenciana (3) y Asturias (2). Los métodos más utilizados fueron las armas de fuego, empleadas en 64 atentados que costaron la vida a 80 personas, y los explosivos, usados en cinco ataques que causaron 12 muertes. Entre estos últimos destacan el atentado de la cafetería California y el perpetrado contra un furgón blindado de Prosegur en Vigo, el 8 de mayo de 2000, en el que murieron Gonzalo Torres y Jesús Sobral, además de resultar herido un tercer vigilante. No fue el único ataque de ese tipo: los GRAPO también atentaron contra furgones blindados en Cataluña en julio y noviembre de 1994, sin causar víctimas, y anteriormente, el 7 de abril de 1993, en Zaragoza, donde resultaron muertos el conductor Pedro Manuel Escuder y tres miembros del grupo terrorista. Estos atentados formaban parte de una estrategia de financiación basada en el robo de fondos y la extorsión a empresarios mediante el llamado “impuesto revolucionario”.

A esta lista de crímenes se suma el secuestro del empresario zaragozano Publio Cordón, cometido el 27 de junio de 1995, que se prolongó 17 días. Cordón fue capturado cuando salía de su domicilio para hacer deporte y trasladado a una vivienda en Lyon (Francia), donde permaneció encerrado en un zulo hasta su muerte durante un intento de fuga. Su cuerpo nunca ha sido hallado. El secuestro simbolizó la crueldad de una organización terrorista ya en decadencia que trataba de sobrevivir mediante el chantaje y el terror.

Otro crimen especialmente significativo fue el asesinato del médico José Ramón Muñoz Fernández, cometido en 1990 en Zaragoza, después de que hubiera atendido a dos grapos en huelga de hambre, a quienes la dirección del hospital había decidido alimentar por la fuerza para salvarles la vida.

El último asesinato de los GRAPO tuvo lugar el 6 de febrero de 2006, cuando la empresaria Ana Isabel Herrero fue asesinada en Zaragoza. A partir de entonces, la organización quedó prácticamente inactiva, con apenas una decena de militantes en prisión frente a los 89 encarcelados en 1990 -65 hombres y 24 mujeres-.

En cuanto a la acción de la Justicia, de los 93 asesinatos mortales atribuidos al grupo se abrieron 70 procedimientos judiciales. Dejando al margen los 12 asesinatos amnistiados -cuya autoría se conoce en cinco casos-, se ha condenado al menos a un autor material en 70 casos y se ha absuelto a los acusados en dos. En otro se dictó condena por participación sin autoría material, y en ocho asesinatos la autoría sigue sin esclarecerse. Esto supone un 13,5% de asesinatos impunes, frente al 39,9% registrado en los crímenes de ETA. La diferencia se explica, en parte, por el modo de actuación: mientras ETA operaba en un clima de miedo y silencio impuesto en el País Vasco y Navarra, los GRAPO actuaron principalmente en la Comunidad de Madrid y en otras regiones en las que la colaboración ciudadana con las autoridades fue mayor.

Un elemento clave en la estructura del grupo fue su vinculación con el Partido Comunista de España (reconstituido), cuyo secretario general, Manuel Pérez Martínez, alias camarada Arenas, fue el referente ideológico y político del conglomerado GRAPO-PCE(r). Desde su fundación, en 1975, los GRAPO se constituyeron como brazo armado del PCE(r), y no fue hasta el 30 de junio de 2006 cuando la Audiencia Nacional decretó la ilicitud penal y disolución del partido, decisión confirmada posteriormente por el Tribunal Supremo. El propio camarada Arenas fue condenado como secretario general del PCE(r) por su responsabilidad en el secuestro y asesinato de Publio Cordón. Sin embargo, la cárcel no le ha disuadido de sus postulados y, tras su excarcelación el 12 de marzo de 2023, ha vuelto a participar en actos públicos en los que llama abiertamente a la refundación del partido y a la reactivación de la lucha.

Cincuenta años después de su irrupción, los GRAPO y, sobre todo, sus víctimas siguen siendo grandes desconocidos para la sociedad española. La prolongada presencia de ETA, con un balance criminal mucho mayor, ha contribuido a relegar a un segundo plano la memoria de este grupo y de su sangriento historial. Sin embargo, el dolor de las víctimas de los GRAPO es idéntico al de las de cualquier otra organización terrorista, y sus reclamaciones de verdad, memoria, dignidad y justicia siguen plenamente vigentes.

Para conocer mejor esta historia, recomiendo visitar la exposición Cincuenta años de plomo (1975-2025): la senda sangrienta de los GRAPO, que se exhibe en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria hasta el 11 de enero de 2026, así como la lectura del ensayo del profesor Lorenzo Castro Terrorismo revolucionario en España. El PCE(r) y los GRAPO (Editorial Sílex). La memoria, como la justicia, exige conocimiento: solo enfrentando el pasado con rigor podremos evitar repetirlo.

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