RESCATE DEL EURO
Algo falla muy seriamente en los planes europeos para atajar la crisis de la moneda única. No tiene mucho sentido que, una vez aprobado el rescate bancario español, la prima de riesgo se dispare, y menos aun tanta placidez ante el aumento de riesgo sistémico para la zona euro. El fallo no es solo el BCE, que actúa con cuentagotas como prestamista de última instancia, invocando sus propias reglas y obedeciendo al deseo alemán de mantener un status quo ventajoso y disciplinar a los del sur. El problema de fondo pendiente es cómo dar un salto cualitativo cuanto antes, para crear en pocos meses un gobierno económico en torno a la moneda común y hacer que ésta sobreviva en su forma actual. Mientras tanto, el gobierno español hace bien en resistirse al rescate completo. Debe dar la batalla contra la negra certidumbre de que vamos directos a la sima.
Las capacidades de nuestro país, económicas, políticas, sociales, son mucho mayores de lo que se dice. Se ha instalado un fatalismo y una tendencia a la autoflagelación que se corresponden mal con los 35 años de la mejor historia de España que acabamos de recorrer. A diferencia de Italia, tenemos un factor político mejor: un gobierno que obtuvo una mayoría absoluta y una oposición bastante europeísta. Además, contamos con empresas de probada altura internacional y mucho más talento innovador y emprendedor del que imaginamos. En adelante, toca abordar un conjunto de reformas económicas y sociales de calado similar a las que impulsaron los autores de la transición política, con la altura de miras de las generaciones anteriores y su mismo espíritu de sacrificio. Al mismo tiempo, España ha de volcarse en la formulación detallada de una estrategia para rediseñar la moneda común, un plan que rescate a Europa a largo plazo pero con aplicación inmediata.