LA COLA QUE MUEVE AL PERRO
Las elecciones griegas pueden decidir el destino del euro. El hecho de que las decisiones democráticas de un pequeño país, que no representa más del 2% de la economía de la eurozona, amenacen el futuro de la moneda única es la prueba de que algo fundamental falla en la estructura de la Unión Económica y Monetaria. La cola mueve al perro y no al revés, como ocurriría si existieran instituciones y políticas europeas suficientes.
Tanto si Grecia logra una mínima estabilidad política como si inicia su salida del euro o impaga su deuda pública, hay poca confianza en su futuro y la periódica ayuda europea ya no cambia las cosas. Por primera vez en la historia de la integración, los problemas económicos de los países del sur no tienen solución clara desde Bruselas, porque primero hay que reformar a toda prisa la política europea.
Christine Lagarde ha puesto el dedo en la llaga al decir que quedan tres meses para salvar al euro y no es nada fácil improvisar una federación económica. En buena medida, depende de que Ángela Merkel entienda la gravedad de la situación y cambie su política de pequeños pasos por una política con mayúscula, aún a riesgo de perder las elecciones en 2013.
Si con el apoyo de su oposición socialdemócrata la canciller lidera la centralización de poderes deseable (unión bancaria, unión fiscal, nuevas funciones del BCE), habrá que despejar a continuación otra gran incógnita: la UE reformada puede ser percibida como una unión política con suficiente aceptación democrática o puede ocurrir lo contrario.
Mientras se toman estas decisiones, los españoles debemos participar en el debate europeo sobre nuestro futuro y rechazar la tentación de pensar que el problema lo tienen nuestros acreedores. Nada como aprender de la dignidad de los portugueses, unidos en la decisión firme de pagar sus deudas y reformar a fondo su país.