LOS HERMANOS MARIO
Cuatro días después de la cumbre europea del lunes, los cuernos del dilema entre austeridad y crecimiento sigue ahí y exigen preparar bien el siguiente cónclave en marzo para seguir poniendo parches a la moneda única. Sin duda, se han aprobado iniciativas importantes, como la nueva regla áurea del constitucionalismo europeo para afianzar una cultura de equilibrio presupuestario o la entrada en vigor antes de lo previsto del próximo fondo de rescate. Entre bambalinas, España lucha por el sillón del Banco Central Europeo, con un candidato claramente superior al luxemburgués, cercano a las tesis alemanas. Pero con sensación de Sísifo, hay que avanzar sin tregua en la tarea de salvamento. Este modus operandi basado en pequeños pasos se debe a que la política sigue siendo sobre todo local y apenas se piensa en europeo. La excepción es el tándem formado por Mario Draghi, presidente del BCE y Mario Monti, antiguo comisario estrella y jefe de gobierno italiano. Los super Mario Brothers, en expresión feliz del inglés Hugo Dixon, han sido capaces de hacer mucho en poco tiempo, guiados por una visión de conjunto sobre los problemas del euro. En su haber está la acción concertada de bancos centrales, el reforzamiento del papel del FMI y la decisión del BCE de asegurar la liquidez del sistema. En Italia, Monti ha emprendido reformas audaces, desde las pensiones a la liberalización de los servicios profesionales. Capaz de hablar de tú a tú a Angela Merkel, tiene autoridad para no criticar la rebaja de la calificación de la deuda de su país y aprovecharla para explicar cómo se sale del agujero. El punto débil de este experimentado europeísta es la falta de respaldo a largo plazo de los partidos políticos italianos a su gobierno de técnicos, lo que por otro lado obliga a los super Marios a aprovechar a fondo cada día que pasa.