PROFESIONALES DEL VOTO Y LA LEYENDA DEL ESTADO DE GRANITO
El holgado triunfo (casi el 40%) de Romney en New Hampshire (NH) pone sobre el tapete la leyenda del Estado del Granito. Verán ustedes cómo enseguida la prensa recordará que ningún candidato -salvo Clinton y Obama- ha sido elegido presidente en los últimos 50 años si no ha ganado antes en NH.
Sin embargo, no conviene quedar atrapado por la leyenda. Esta tiene también sus quiebras. No siempre NH ha sido la tumba de las aspiraciones a la nominación como candidato a un partido. Conviene recordar que, en siete ocasiones que yo recuerde, aspirantes demócratas o republicanos han perdido en este Estado, pero fueron elegidos en las Convenciones nacionales como candidatos de su partido. Basten dos ejemplos. Bill Clinton fue batido en 1992 por Paul Tsongas, y Obama perdió en 2008 ante Hillary Clinton. Los dos, derrotados en NH, fueron más tarde nominados como candidatos demócratas. Y en el campo republicano, Henry Lodge venció en 1964 en NH a Barry Goldwater por casi 15 puntos; sin embargo este último acabó como candidato republicano contra Johnson.
Lo recuerdo para no descartar enseguida a otros candidatos como Jon Huntsman (17%), Newt Gingrich (10%) y Rick Santorum (9%), que no han ganado en NH. No incluyo a ese epifenómeno que es Ron Paul (segundo en NH, 23%), ya que nunca será apoyado por la cúpula del partido republicano por sus tesis libertarias y, algunas, delirantes. Sin embargo, ojo con él, pues puede convertirse en un factor de dispersión del voto republicano si se presentara como candidato independiente frente a Obama y frente a Romney en noviembre. Una especie de Ross Perot - el candidato independiente anti-establishment- que se presentó en las elecciones de 1992 como tercera vía frente a Clinton y Bush padre, contribuyendo al hundimiento de éste.
Un paso de gigante
Dicho esto, añadamos que Romney ha dado un paso de gigante para sus aspiraciones de encabezar la candidatura republicana frente a Obama. Si los caucus de Iowa fueron en realidad, y a la vez, un match nulo (empate entre Romney y Santorum) y una victoria (la del joven católico entusiasta que es Santorum), el resultado de NH ha confirmado a Romney en su condición de heredero legítimo al título , después de que en 2008 se colocara como segundo después de John McCain. Basta ver que este último acaba de mostrar su apoyo a la candidatura de Romney, al igual que antes lo han hecho miembros destacados del establishment republicano como Bush padre y Dan Quayle. Cuando el millonario mormón ha conocido los resultados de NH -es el único candidato republicano que ha ganado consecutivamente en Iowa y NH- ha exclamado: Hoy hemos hecho historia.
Esos profesionales del voto que son los viejos zorros de NH no han querido esta vez sorpresas en sus primarias. Han votado con la cabeza y el sentido común. Han pensado que, dentro de la mediocridad de los precandidatos, Romney es el menos malo.
Tiene razón. Con toda probabilidad será el candidato republicano que se enfrentará al presidente afroamericano en noviembre. Las aspiraciones en NH del modesto y honrado Santorum (la revelación de Iowa) era convertirse en una especie de Rocky Balboa, ese personaje de ficción interpretado por Sylvester Stallone en la saga de 'Rocky', que, contra todo pronóstico, gana el título en un legendario combate de boxeo. No ha sido así y se ha quedado a la cola del pelotón. Le queda la posibilidad de Carolina del Sur y Florida.
¿Ganador rápido o candidato de largo recorrido?
Es verdad que todavía queda un largo camino hasta la convención republicana de agosto en Tampa (Florida). Pero si Romney gana en las primarias de Carolina del Sur (21 enero) y en Florida (31 enero), su elección es segura. El problema es que pierda allí (dos estados mucho más conservadores que NH), en cuyo caso el proceso se alargaría. Es decir, seguiría durante meses la incertidumbre sobre el candidato republicano. ¿Sería esto negativo para las aspiraciones del partido republicano? Depende.
Entre los analistas hay en este punto dos tesis enfrentadas. Para unos, los republicanos se verían favorecidos si Romney resultara rápidamente el ganador definitivo. Esto le permitiría dirigir inmediatamente su esfuerzo a comenzar la campaña para la presidencia contra Barak Obama.
Frente a esta tesis, otros analistas sostienen que sería positivo para los republicanos una campaña de primarias como la de Obama en 2008. Recuérdese que, entonces, el joven candidato afroamericano venció en Iowa, seguido por la victoria de Hillary Clinton en New Hampshire. Luego, las alternativas de las posteriores primarias hicieron que hasta junio Obama no consiguiera el número suficiente de delegados para nominarse como candidato del partido demócrata. Como observa Steffen Schmidt, este costoso y brutal proceso trajo a los candidatos a cada uno de los 50 estados y, por lo tanto, elevó el nivel de entusiasmo, visibilidad, y participación de los votantes demócratas. Algo similar en el campo republicano, se concluye, podría ayudar al candidato del GOP a establecer una movilización de base y crear organizaciones en cada estado para la campaña contra el actual Presidente.
Profesionales del voto
Desde mi punto de vista, un proceso largo de primarias, aunque pudieran soportarlo los candidatos republicanos, les dejaría exhaustos económicamente, mientras que Obama conservaría sus fondos intactos para dar la batalla presidencial definitiva. No olvidemos que un candidato a la presidencia es un rehén del dinero. Sin él, está perdido. El ritmo económico tal vez pudiera soportarlo Romney, pero no los restantes precandidatos.
En síntesis, esos profesionales del voto que son los viejos zorros de NH no han querido esta vez sorpresas en sus primarias. Han votado con la cabeza y el sentido común. Han pensado que, dentro de la mediocridad de los precandidatos, Romney es el menos malo. Las campañas presidenciales no se ganan solamente con el entusiasmo. Como decía Clinton, para llevar una campaña presidencial con éxito hacen falta tres cosas esenciales: que la gente te mire y sea capaz de imaginarte de presidente. Luego tienes que recaudar suficiente dinero y obtener apoyos que te permitan ser conocido. Después, todo se reduce a una batalla de ideas, mensajes y propuestas. Probablemente Romney tiene esas tres cualidades. Veremos.