El Real Decreto asegura una agricultura sostenible e implica un mayor respeto al equilibrio de los ecosistemas, reduce contaminaciones innecesarias en el aire, el agua y el suelo, y permite que los productos agrícolas tengan la menor cantidad posible de residuos químicos indeseables.
Este proceso se consigue mediante la introducción de métodos biológicos de control, químicos y otras técnicas que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola.
El Real Decreto 1201/2002 define las prácticas agrícolas y de las industrias de transformación obligatorias que, bajo la dirección de un servicio técnico competente, deben cumplir los operadores, relativas, entre otras, a la preparación del terreno y laboreo, siembra y plantación, fertilización y enmiendas del suelo.
El régimen de control aplicable a los operadores en el ejercicio de su actividad recae en órganos o entidades de certificación, y deberá efectuarse, como mínimo, una vez al año y podrá realizarse sin previo aviso.
El Real Decreto 1201/2002 también establece que las Comunidades Autónomas, en el ejercicio de sus propias competencias, y entidades u organizaciones privadas puedan establecer sus propias identificaciones de garantía de producción integrada, que en todo caso deberán cumplir con las disposiciones correspondientes del mismo.
Finalmente, el Real Decreto reconoce a las Agrupaciones de Producción Integrada en Agricultura como la figura asociativa adecuada para promover la implantación de este tipo de producción entre los agricultores, las cuales podrán ser beneficiarias de las ayudas que reglamentariamente se establezcan para este fin.