EUROPA ESTÁ AMENAZADA: REACCIONEMOS
La Unión Europea (UE) ha vivido conmocionada por una época complicada. Ya no estamos en los tiempos de Ortega y Gasset, cuando proclamó que España era el problema y Europa, la solución.
La UE se ha visto sobrepasada por constantes crisis propias (la larga crisis económico-financiera, el Brexit, los refugiados, el terrorismo yihadista) y otras comunes a la comunidad internacional (la pandemia del Covid, la agresión rusa a Ucrania, los brutales atentados de Hamas y las brutales respuestas de Israel, la revolución tecnológica incesante, la fragmentación de la globalización y la sociedad internacional). También ha habido grandes y positivas reacciones integradoras que han mostrado unidad y fortaleza política externa e interna, además de financiera. Ha sido un despertar duro ante las dependencias y las debilidades de la Unión: la pérdida de la inocencia.
Europa creía que sus problemas eran los del mundo. Y que los problemas del mundo no eran sus problemas. Ese rancio eurocentrismo ha sido otro gran error de la UE. La muestra ha sido el conflicto desatado en Gaza: nos afectó mucho, dividió a los Estados miembros y a las instituciones de la UE y conmovió a la ciudadanía.
El doble rasero de la UE frente a Israel favoreció a Rusia (su agresión y sus matanzas pasaron a un segundo plano) y catapultó a China a la cima hasta liderar junto con Moscú el nuevo grupo de países del llamado Sur Global. Rusia fue ampliamente sancionada por el mundo occidental. El mundo se preguntaba: ¿qué sanciones ordenó la UE sobre la criminal respuesta de Israel de hambrear a la población civil en Gaza? ¿Es que hubo condenas de la ONU y sanciones a EEUU cuando invadió Irak en 2004 y cuando años antes, en el marco de la OTAN, invadió Yugoslavia?
La legitimidad del orden global liderado por Occidente está explotando y sufriendo un enorme daño debido también al doble rasero occidental. La actuación de Occidente en Ucrania -en contraposición a Gaza y a otros conflictos en Asia y África- ha estado contestada porque depende de si los presuntos criminales son o no apoyados por Occidente. Sin embargo, solo hay un derecho internacional para el amigo y para el enemigo, que se aplica por igual ante los hechos de los Estados. Y el mundo lo sabe.
Rusia ha cambiado el destino de la UE. Aunque las instituciones ensalzan la fortaleza de la respuesta europea a la agresión y el fuerte y sostenido apoyo ciudadano a la misma, no debemos ocultar que Rusia ha desestabilizado a la UE porque ésta estaba plagada de carencias. Y debilitada por numerosos errores en política exterior cometidos desde 1999: participar en la invasión de Yugoslavia decidida por los miembros de la OTAN y romper su integridad territorial, las ampliaciones de la Alianza, acabar aceptando un golpe de Estado impulsado por EEUU en 2012 en Ucrania a pesar de nuestro acuerdo con las fuerzas políticas ucranianas, nuestra perplejidad e inhibición en las primaveras árabes...
Rusia tomó nota de que EEUU, la OTAN y la UE sí pueden romper la regla sagrada de la Carta de la ONU en lo referido a no usar la fuerza contra otros Estados (artículo 2.4) en su ataque a Yugoslavia o en Irak.
Es cierto que el abyecto Gobierno ruso de Vladimir Putin no necesitaba emboscarse tras las ilegalidades de la UE y de la OTAN, pero es claro que se aprovechó del doble rasero occidental como coartada para sus propios ilícitos. Yo dije en 2014 que “Rusia aprendió muy pronto del desprecio al derecho internacional mostrado por Estados como los de la OTAN y la UE o EEUU” (Análisis Del Real Instituto Elcano). Aunque tantos errores occidentales no justifican una agresión ni la obsesión rusa por ampliar sus fronteras a costa de Estados vecinos y reconocidos internacionalmente como Ucrania.
Desde enero de 2025, con el segundo mandato de Donald Trump EEUU se unió a Rusia como Estado exponente del autoritarismo y del rechazo a las reglas del derecho internacional. EEUU, como lo hizo Rusia, se ha desligado de normas esenciales desde 1945 como la prohibición del uso de fuerza armada y el respeto a la integridad territorial. La prohibición del uso o amenaza de la fuerza armada está establecida en el artículo 2.4 de la Carta de la ONU, y se desarrolló en la Resolución 2625/1970 de la Asamblea General, aprobada por consenso, pese al enfrentamiento Este-Oeste y ya con las antiguas colonias liberadas de la vieja dominación. La Corte Internacional de Justicia se ha referido en media docena de sentencias a esa norma de ius cogens (no disponible a voluntad de los Estados, sino de carácter coercitivo) y obligatoria para todos.
Además, es notorio que EEUU ha roto las reglas del comercio internacional sobre aranceles (vigentes desde 1947 y revalidadas por la Organización Mundial del Comercio desde 1994). Y la incontinencia verbal e imprevisibilidad del presidente estadounidense desliga al país de sus pactos militares, animando a Rusia. Los EEUU de Trump han descubierto al mundo que la UE está desnuda y es vulnerable a cualquier ataque y que EEUU se reserva su actuación en caso de agresión a un miembro de la OTAN. Trump sostiene que tener poderosos ejércitos le faculta para imponer sus intereses sobre Estados débiles (Dinamarca y otros). El caos.
No obstante, China, la UE y algunas decenas de Estados aún defienden la prohibición del uso de la fuerza como base para la paz y la estabilidad en el orden internacional por los valores y principios que encierra: la libertad de comercio y el multilateralismo. Por otra parte, la ayuda y la protección dadas a Ucrania y otros éxitos de estos años no ocultan que la UE es una potencia muy inferior a sus aliados y rivales y que no podía seguir compitiendo con economías productivas y competitivas como las de EEUU y China, menos aún en la revolución tecnológica. China, como EEUU, quiere hacer ver al mundo que el mercado y los Estados autoritarios son el modelo del siglo XXI para la prosperidad de los pueblos.
La UE afronta un mundo duro para el que no estaba preparada. El entendimiento ruso-norteamericano para debilitarla al precio que sea y el chino-norteamericano para ensalzar los sistemas autoritarios frente a los democráticos hicieron añicos las certezas sobre las que se concibió la integración europea, y a la que los EEUU del presidente Dwight D. Eisenhower y de su secretario de Estado, George Marshall, contribuyeron tanto en la posguerra. Creíamos que nuestra integración era un modelo para el mundo, que representábamos el futuro, y no: el mundo no está de nuestro lado.
El diagnóstico de nuestras debilidades lo trazaron sin piedad los informes Draghi y Letta en 2024, informes solicitados por la propia UE: el retraso y las dependencias tecnológica, energética y de seguridad amenazan no sólo nuestra competitividad, sino también la soberanía europea, en el sentido de capacidad de decisión propia y de control de nuestro destino.
La UE es el problema, y también la solución. Se deduce de ambos informes. Por ello, Mario Draghi propone iniciativas desde dentro para eliminar las patologías del sistema que, en su opinión, lastran la innovación y la competitividad y muestran que hay estructuras dañadas. Draghi deduce que no actuar siempre es más caro que actuar. Por lo tanto, la solución es actuar y, pronto, “empezar a funcionar con un nivel de coordinación sin precedentes”: “Debemos actuar como si fuéramos uno solo”. A su juicio, nada avanzará sin una pronta reorganización de las estructuras de la UE para facilitar las reformas transversales (decisiones rápidas) de una Unión competitiva y sostenible que afronte el juego de las grandes potencias-continente y no sea un juguete en manos de estas. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, lleva ya un año perdido sin reorganizar el sistema de decisiones y aceptando el “vasallaje feliz” contra el que nos advertía el presidente italiano, Sergio Matarella.
La profecía del general De Gaulle en 1959 puede hacerse realidad: dijo que un día EEUU abandonaría al viejo continente. Lo que no pudo predecir es la pinza ruso-norteamericana para asediar y poner fin al proceso de integración, a la Unión Europea y a las democracias en el mundo. Reaccionemos.



















