BARCELONA, 28 May. (EUROPA PRESS) -
El afectado, Rafael Rubio, que trabajó durante más de 40 años como mecánico tornero en los talleres de Vilapicina de Barcelona, sufre una asbestosis con placas pleurales y enfisema pulmonar que le fue diagnosticada en 2013.
La sentencia sostiene que su enfermedad pulmonar se debe a una exposición "crónica al amianto" en el trabajo y que en el procedimiento constan abundantes elementos probatorios que lo avalan.
El TSJC argumenta que en 1988 se detectó la presencia de amianto en los talleres de Vilapicina, como recoge un informe de Inspecció de Treball, y que, dos años después, durante una evaluación higiénica se constató la presencia de amianto en el aire procedente del desgaste de las antiguas zapatas de freno y por el ambiente exterior a través de la ventilación.
Entre 2001 y 2003 Metro decidió sustituir los componentes eléctricos de una serie de trenes porque contenían amianto y en 2018 se implementó un plan de intervención para eliminarlo en estructuras y se intensificó el programa de vigilancia de la salud.
DAÑOS Y PERJUICIOS
Desde Col·lectiu Ronda, que ha ejercido la representación jurídica del trabajador en este procedimiento, han indicado que actualmente se encuentra en proceso de resolución la demanda interpuesta por Rubio contra Ferrocarril Metropolità de Barcelona SA, a la que reclama 180.000 euros por los daños y perjuicios derivados de las patologías que sufre por la exposición al amianto.
Fuentes de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) han asegurado a Europa Press que "respetan la decisión judicial" del TSJC, y añaden que presentarán recurso ante el Tribunal Supremo.