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Golpe al derecho internacional humanitario; por Joana Abrisketa Uriarte, profesora titular de Derecho Internacional Público de la Universidad de Deusto y colaboradora de Agenda Pública

18/10/2023
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El día 18 de octubre de 2023 se ha publicado, en el diario El País, un artículo de Joana Abrisketa Uriarte en el cual la autora considera que tan ilegítima es la respuesta de Hamás a décadas de ocupación como la de Israel al ataque terrorista.

GOLPE AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO

El ataque de Hamás -un grupo terrorista que gobierna de facto en la franja de Gaza- el pasado 7 de octubre causó la muerte de alrededor de 1.400 civiles israelíes. Más de 150 rehenes fueron secuestrados y llevados a Gaza. La respuesta de Israel -potencia ocupante en el territorio palestino- ha provocado, por el momento, la muerte de más de 3.000 palestinos. El recuento de muertos y heridos no ha terminado. Nadie duda de que se trata del ataque y de la respuesta más sangrientos de las últimas décadas de la historia de Israel.

El conflicto palestino comenzó en 1947, cuando la ONU propuso poner fin al mandato del Reino Unido sobre Palestina y dividió el territorio en dos Estados, uno árabe palestino y otro judío. Jerusalén quedaría bajo un régimen internacional. Todo ello conforme a la Resolución 181 (II) de la Asamblea General, de 29 de noviembre de 1947. Desde entonces, Israel decidió que el territorio palestino sería un territorio a ocupar y así ha procedido. El conflicto se agravó en 1967 con la guerra de los Seis Días, y se recrudeció en 1973 en la de Yom Kipur. Más recientemente, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron la Operación Margen Protector sobre territorio gazatí y la violencia entre ambas partes causó la muerte de cientos de civiles. El 26 de agosto de 2014, tras 50 días de combates, Israel, Hamás y los demás beligerantes aceptaron una tregua indefinida bajo mediación egipcia. El alto el fuego supondría abrir todos los pasos fronterizos y la entrada de la ayuda humanitaria, pero no llegó a producirse.

Las violaciones flagrantes del derecho internacional humanitario por las dos partes se han convertido en rutinarias y conviene explicarlo. En 1862, Henry Dunant describió el escenario apocalíptico tras la batalla entre el ejército austriaco y los de Francia y el reino de Cerdeña. En su Recuerdo de Solferino llamó la atención sobre la falta de personal médico militar en los dos bandos y sobre su desprotección. A la vista de dichas carencias, propuso la elaboración de un convenio internacional para proteger a los militares heridos y sugirió el uso de un signo distintivo, que sería la Cruz Roja, al que se añadiría la Media Luna Roja y el Diamante Rojo. Sobre estas bases, las conferencias de paz de La Haya de 1899 y de 1907 codificaron las leyes y costumbres de la guerra terrestre. Y, entre otros tratados, los Convenios de Ginebra de 1949 y los Protocolos Adicionales de 1977 fueron construyendo lo que hoy se llama el derecho internacional humanitario o el derecho de los conflictos armados.

El derecho internacional humanitario se ha ido hilvanando bajo el dictado de dos grandes necesidades: la militar y la humanitaria. La primera, la acuñó el presidente de EE UU Abraham Lincoln durante la guerra de Secesión a través del Código Lieber, que limitaba la conducta de los soldados del ejército del Norte: solo podrían llevar a cabo aquellos ataques “indispensables” para asegurar los fines de la guerra. Las necesidades humanitarias se acuñaron en la llamada Cláusula Martens, que prevé que las personas civiles y los combatientes quedan “bajo la protección y el imperio del derecho de gentes derivados de los usos establecidos, de los principios de humanidad y de los dictados de la conciencia pública”.

De la búsqueda de un equilibrio entre las necesidades militares y las humanitarias emanan dos grandes principios: el que obliga a distinguir entre la población civil y los combatientes y el de proporcionalidad. Merece la pena recordar ambos. Por un lado, “las partes en conflicto harán distinción en todo momento entre población civil y combatientes (...), y, en consecuencia, dirigirán sus operaciones únicamente contra objetivos militares” (artículo 48 del Protocolo Adicional I de 1977). Sobre el principio de proporcionalidad, la norma requiere tener en cuenta si el ataque o la defensa son excesivos “en relación con la ventaja militar” que se pretende obtener (artículo 51, del mismo Protocolo). El ataque indiscriminado a los asistentes a un festival de música no distingue entre civiles y combatientes ni es proporcional a la ventaja militar que se pretende obtener. Tampoco lo es la decisión de cortar el agua, el gas y la electricidad a toda una población civil. Ni la decisión de negarle el acceso a la alimentación y a los servicios sanitarios.

Privar de ayuda a la población civil y poner en riesgo el acceso de actores humanitarios a las zonas en conflicto es instrumentalizarlos y contravenir otros principios fundacionales de las normas humanitarias. La ayuda humanitaria no es ni un arma de guerra ni un medio de negociación política y facilitar su acceso es una obligación. Lo dice el artículo 23 del Cuarto Convenio de Ginebra: cada parte contratante “autorizará el libre paso de todo envío de medicamentos y de material sanitario () destinados únicamente a la población civil de otra parte contratante, aunque sea enemiga. Permitirá, asimismo, el libre paso de todo envío de víveres indispensables”.

Tan ilegítima es la respuesta de Hamás a décadas de ocupación como la de Israel al ataque terrorista. Las opciones de que cese el conflicto son remotas. Mientras, la alternativa es un golpe permanente al derecho internacional humanitario.

Comentarios - 5 Escribir comentario

#5

La violación de los gobiernos sionistas de Israel de la ética elemental y el derecho internacional desde su ilegal nacimiento les impide "exigir la protección de una ley" que no reconocen y violan "a dos manos".
Su decisión irracional y suicida de regreso a la "ley del talión" que tanto ellos como Hamas aplican despreciando al resto de toda la humanidad nos coloca a los demás como atónitos espectadores de un "ajuste de cuentas" entre organizaciones criminales.
Ambas comunidades criminales tienen padres, esposas y maridos, hermanas y hermanos, hijas e hijos aun de pecho a las que ellos están dispuestos a convertir en víctimas propias o ajenas.
Su inmolación merece nuestra simpatía; el dolor de los asesinos que lo han provocado merecen nuestro rechazo TOTAL Y ABSOLUTO.
Los que carecen piedad no tienen derecho a solicitar piedad.

Escrito el 02/11/2023 15:51:25 por Alfonso J. Vázquez Responder Es ofensivo Me gusta (0)

#4

A esa ilegalidad de origen se añade el proyecto de genocidio de los residentes árabes no judios, que era mayoría, practicado por los teroristas sionistas judíos desde mucho antes de que la GB abandonar ese territorio. Ello no permite justificar el asesinato ni de esos terroristas ni los demás que no lo son, pero impide justificar el genocidio que finalmente han declarado como objetivo político "la solución final" ya aplicada con los amelecitas hace varios miles de años ¡por orden de Dios!: "destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos"
Ningún terrorista genocida, sea un judío sionista o un nazi o neonazi, puede tener la más mínima disculpa ni la más mínima justificación. Por el contrario se debe someter a la Corte internacional aunque ellos no la reconozcan; tampoco reconocieron los nazis el tribunal de Nuremberg ni las mafias italianas a su sistema judicial

Escrito el 02/11/2023 15:40:53 por Alfonso J. Vázquez Responder Es ofensivo Me gusta (0)

#3

En Europa en muchos estados conviven católicos y cristianos reformados que junto a judíos y musulmanes o al mismo Dios, al de Abraham aunque, como en todas sectas, tienen tradiciones diferentes. Ambas promesas son compatibles y sólo implican el "derecho" a ser nacionalizados palestinos a quienes demuestren su herencia de los palestinos desde, p. ej. el imperio romano. Nunca ni la Sociedad de Naciones ni la doctrina Balfour reconocieron el derecho de la secta político-religiosa de judíos sionistas a invadir parte de Palestina, quedarse con ella y expulsar, aún genocidio mediante, a sus habitantes.
Por eso al Resolución 181 (II) de 29.11.1947 es ilegal; viola el acuerdo de la Sociedad de Naciones y la Doctrina Balfour que declara su disposición a favorecer la creación de un "hogar nacional judío" donde se pudieran establecer los judíos con el COMPROMISO de que no se menoscaben los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías de Palestinas ni el status de los derechos políticos de los judios residentes en Palestina.

Escrito el 02/11/2023 15:40:40 por Alfonso J. Vázquez Responder Es ofensivo Me gusta (0)

#2

la Resolución 181 (II) de la Asamblea General, del ONU de 29.11.1947 es ilegítima. El mandato recibido por el Reino Unido, que la administraba de facto desde 1917 cuando derrotaron al ejército turco y ocuparon Siria y Palestina; legalmente entró en vigor en junio de 1922.Herbert Samuel, participante en la Declaración Balfour, fue nombrado primer Alto Comisionado de Palestina. las promesas de los británicos a los árabes de la zona de que obtendrían la independencia para crear un gran Estado árabe unido, que abarcaría todo Oriente Medio era compatible con que se creara un "hogar nacional judío" en Palestina, conforme a la Declaración Balfour en 1917.

Escrito el 02/11/2023 15:40:02 por Alfonso J. Vázquez Responder Es ofensivo Me gusta (0)

#1

la Resolución 181 (II) de la Asamblea General, del ONU de 29.11.1947 es ilegítima. El mandato recibido por el Reino Unido, que la administraba de facto desde 1917 cuando derrotaron al ejército turco y ocuparon Siria y Palestina; legalmente entró en vigor en junio de 1922.Herbert Samuel, participante en la Declaración Balfour, fue nombrado primer Alto Comisionado de Palestina. las promesas de los británicos a los árabes de la zona de que obtendrían la independencia para crear un gran Estado árabe unido, que abarcaría todo Oriente Medio era compatible con que se creara un "hogar nacional judío" en Palestina, conforme a la Declaración Balfour en 1917.

Escrito el 02/11/2023 15:38:50 por Alfonso J. Vázquez Responder Es ofensivo Me gusta (0)

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