EN MONCLOA SE HABLA POLACO
La Comisión Europea llevará nuevamente a Polonia ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por violar la independencia judicial. En España deberíamos estar atentos, pues Polonia nos enseña cómo será nuestro país dentro de poco si no lo evitamos antes. España y Polonia son los dos únicos países de la UE en los que todos los miembros del órgano de gobierno de sus jueces, en nuestro caso el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), son elegidos por los políticos.
En Polonia se modificó la legislación en materia de jubilación para alterar la composición de la magistratura, retirando a los jueces molestos para el Gobierno. En España llevamos toda la legislatura escuchando una cantinela parecida sobre la forma de acceder a la Carrera Judicial, que se quiere cambiar con la excusa de eliminar el supuesto ‘sesgo ideológico’ de los jueces españoles.
En Polonia también se reformó la ley para que los jueces pudieran ser sometidos a procedimientos disciplinarios basados en el contenido de sus sentencias, lo que debe recordarnos los ataques de un ya exvicepresidente del Gobierno español contra aquellos jueces cuyas decisiones no le resultaban favorables. Estas críticas procedentes desde el propio Ejecutivo, por tanto contrarias en sí mismas a la separación de poderes, preparan el terreno para justificar futuras reformas al estilo polaco en España.
La UE llevó a Polonia al TJUE porque la cámara disciplinaria que debía decidir sobre las sanciones a sus jueces estaba compuesta por jueces designados por el CGPJ polaco, cuyos miembros eran elegidos enteramente por el Parlamento (por los políticos, como en España), lo que no garantizaba su independencia ni imparcialidad, tampoco los derechos procesales de los afectados.
Les recuerdo que las sanciones más graves a los jueces españoles las impone la Comisión Disciplinaria del CGPJ, cuyos miembros son todos elegidos por los políticos y cuyas decisiones son revisadas en única instancia, sin recurso ulterior, por la Sala Tercera del Tribunal Supremo, cuyos integrantes a su vez también son elegidos por ese mismo CGPJ que negocian y se reparten los dos mismos partidos (PSOE y PP), cada vez de forma más descarada y vergonzosa.
Con la reciente reforma para limitar las atribuciones del CGPJ en funciones, en España se ha consagrado abiertamente el principio fundamental que explica el triste proceso de la Justicia polaca: la idea de que los jueces tienen que ser elegidos por perfiles ideológicos. Pero esta reforma es solo el principio. España hoy no es la Polonia actual, sino la de 2015. Como sociedad, no podemos permitirnos avanzar por el camino polaco. En lo que de nosotros los jueces dependa, no lo vamos a consentir.
El mismo camino España hoy no es la Polonia actual, sino la de 2015. Como sociedad, no podemos permitirnos avanzar por el camino polaco.