BARCELONA, 20 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los departamentos de Justicia y de Salud han comenzado a trabajar la prevención desde el mundo sanitario para que, sin dejar de atender a la víctima, se pueda actuar sobre las agresores para que no vuelvan a ejercer violencia contra las mujeres.
En Catalunya hay 1.755 personas que están cumpliendo pena de prisión por delitos de violencia machista, y el año pasado cerca de 800 participaron en los programas de tratamiento especializados, en los que se trabaja para que se responsabilicen de su conducta y las consecuencias que ha provocado, revisen sus creencias y empaticen con las víctimas.
Justicia ha señalado que la tasa de reincidencia de este perfil de internos está situado entre un 19% y un 25%, que pueden cometer desde una nueva agresión o romper la condena o una medida de alejamiento.
En el caso de los condenados por violencia de género, en cuatro de cada diez casos está presente el consumo de alcohol y drogas y, a menudo, se trata de condenas cortas.
Durante la condena, los equipos de tratamiento de los centros penitenciarios hacen una intervención con terapias grupales y entrevistas individuales con los agresores, pero minimizando los factores de riesgo que les pueden llevar a volver a delinquir.
Para poder atender a estas personas una vez están en la calle, Justicia, Salud y la Universitat de Barcelona (UB) han impartido formación a una cuarentena de profesionales de los equipos de salud mental de las prisiones y de adultos.
Los primeros derivarán al interno al centro de salud mental más cercano a su residencia cuando sea excarcelado y los segundos serán terapeutas de referencia para que los agresores continúen el tratamiento en su entorno.
El departamento ha elaborado una guía con contenido audiovisual de presentación, que servirá para que los profesionales de la salud mental tengan acceso a las herramientas para trabajar con estos casos.
