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Euskera para discriminar; por Juan José Lizarbe Baztán y Roberto Jiménez Alli, abogados

17/10/2019
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El día 17 de octubre de 2019 se ha publicado, en el diario El Mundo, un artículo de Juan José Lizarbe Baztán y Roberto Jiménez Alli en el que los autores opinan sobre la sentencia del TSJ de Navarra que anula el decreto del anterior Gobierno foral por el que se pretendía primar el euskera en el acceso a la Administración incluso en zonas no vascófonas.

EUSKERA PARA DISCRIMINAR

Hubo hace un tiempo un joven abogado de Estella (Navarra) que, siendo un significativo dirigente del PNV, también fue ministro de la República española. Se imaginarán nuestros amables lectores, que nada les fue bien, ni a él ni a la República. Cuando los ciudadanos consiguieron que la democracia volviese a España en 1977, fue senador en una coalición del PSOE-PSN con el mismísimo PNV en Navarra. A lo que vamos. Dijo una cosa muy interesante, aunque nunca le votamos ni al él ni al PNV: “El que persigue un imposible, consigue justamente todo lo contrario”. Qué gran frase, y qué gran navarro. ¿Por qué decimos esto? Porque el anterior Gobierno de Navarra persiguió en materia del euskera un imposible y ha encontrado justamente lo contrario.

Así las cosas, nos encomendó UGT de Navarra hacer un Recurso. Y acaba de ser conocida la sentencia del TSJ de Navarra, que estimó sus acertadas y lógicas pretensiones respecto de un intento de discriminación y un ataque a la igualdad de oportunidades que intentó el Ejecutivo de Uxue Barkos -compuesto por Geroa Bai, Bildu, Podemos e IU- al aprobar el Decreto Foral 103/2017 de 15 de noviembre por el que se regula el uso del euskera en las administraciones públicas de Navarra, sus organismos públicos y entidades de derecho público dependientes.

Es preciso recordar que en la Comunidad hay establecidas tres zonas lingüísticas en virtud de la Ley Foral 18/1986: una zona vascófona, una mixta y una no vascófona, atendiendo a la realidad sociolingüística de cada zona. Esto dispone la conocida Ley del vascuence, e incluso la LORAFNA, que es más o menos, como diría nuestro Tribunal Constitucional, lo que en otros lugares de nuestro país se llamaría Estatuto de Autonomía.

Pues bien, el anterior Gobierno de Navarra decretó que en la zona mixta y en la zona no vascófona debía valorarse el euskera como mérito del 7% de la puntuación para el acceso a puestos de la Administración Foral por medio de concurso-oposición y del 6% en la provisión de puestos por concurso de méritos. A este respecto, el Tribunal Superior de Navarra ha anulado los artículos del meritado Decreto con este argumento, entre otros: “La aplicación imperativa de la valoración del euskera como mérito para cualquier puesto de trabajo que no tenga perfil obligatorio en la zona mixta y servicios centrales conlleva una discriminación en la provisión de puestos en la Función Pública que no se corresponden con los principios de racionalidad y proporcionalidad... en atención a las funciones a desempeñar y a la realidad sociolingüística del ámbito territorial correspondiente”.

Lo que pretendía el anterior Gobierno de Navarra era favorecer a las personas vascoparlantes para el acceso a la Administración Foral en zonas donde se habla el euskera de forma muy minoritaria. En la zona mixta, lo usa principalmente el 2,15% de la población; y en la zona no vascófona, el 0,44%, conforme a los datos de los informes obrantes en autos. Es decir, por un ejercicio de voluntarismo no motivado se pretendía incorporar unos porcentajes de valoración para el acceso a la Administración Foral atentando al principio de proporcionalidad en relación al criterio de funcionalidad y racionalidad, careciendo de justificación alguna.

En definitiva, por la vía de hecho hacía casi imposible que una persona que no hablara euskera pudiera acceder a la Administración foral. O, lo que es lo mismo, suponía una discriminación en toda regla para la inmensa mayoría de los navarros. UGT no podía permitir esto, al igual que la mayoría de la población.

Otro elemento clave del Decreto recurrido es todo lo relativo a las relaciones con la ciudadanía, imagen, avisos y publicaciones, donde se buscaba imponer las notificaciones y comunicaciones, así como los escritos e impresos oficiales, también los rótulos de oficinas, uniformes, vehículos y señalización viaria entre otros de forma bilingüe, que el Tribunal ha declarado nulos de Pleno Derecho. Lo que el anterior Ejecutivo intentó fue imponer un bilingüismo en las materias referidas, omitiendo la zonificación que establece de la Ley del euskera. Cuestión que carece de todo sentido, conociendo la realidad sociolingüística de Navarra. La sentencia dice a este respecto que la lengua es un derecho del ciudadano y no de la Administración.

El TSJ de Navarra expone que el régimen lingüístico de las actuaciones de los servicios centrales no debe acomodarse a su ubicación geográfica, sino al destinatario de su actuación en cada caso, según la zona lingüística. Lo determinante -el parámetro de legalidad y, por supuesto, el sentido común- es el derecho del ciudadano, tal y como está configurado en la ley Foral del euskera. El alcance de tal intento frustrado es sumamente importante, pues supondría anteponer los supuestos derechos o intereses políticos del Gobierno de turno a los derechos de los ciudadanos.

En definitiva, se ha querido imponer una lengua de facto en materias muy sensibles, tratando subliminalmente de imponer por la vía de hecho, que no de promocionar, desconociendo u omitiendo los derechos de la mayoría de ciudadanos que no conocen ni hablan el euskera, produciéndose grandes discriminaciones.

Es sabido que para las formaciones nacionalistas la lengua, en este caso el euskera, es un elemento clave para apelar al hecho diferencial respecto del conjunto de España, y así vertebrar discursos que avalen sus posiciones políticas. Es conocida la pretensión, deseo u objetivo político del nacionalismo vasco de agrupar a Navarra con la Comunidad Autónoma Vasca para buscar posteriormente la independencia de España. Para ello, el euskera se usa como elemento uniformador es imprescindible. Y, en este campo, algunos ni vamos a jugar ni a participar.

Nosotros consideramos que el euskera es un patrimonio cultural de Navarra y una lengua propia de la Comunidad Foral. Y, desde luego, hay que cultivarlo y promoverlo. Pero indudablemente lo que no se puede hacer es imponerlo con unos criterios de claro sesgo político que discriminan y atacan a la igualdad de oportunidades de la inmensa mayoría de navarros y navarras.

Protejamos el euskera, defendamos el euskera, pero sobre todo convivamos todos los navarros independientemente de la lengua que utilicemos. Y opongámonos a las discriminaciones.

Que nadie quiera correr tanto. Seamos sensatos, dejemos a los ciudadanos que decidan el futuro del euskera en Navarra. Se hablará lo que los navarros queramos. Que nadie nos imponga nada, por favor. Para la promoción, todo lo que sea necesario, que aquí estamos y estaremos; pero para la imposición también estamos y estaremos, pero en contra.

Terminamos como hemos empezado, con la cita y con la pregunta: “¿Por qué querías discriminar?”. Y por último: “Vive y deja vivir”.

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