MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
Este procedimiento se inició contra Pina por delitos contra la Hacienda Pública (el IRPF de 2016) y blanqueo de capitales, pero posteriormente se amplió por otros delitos contra el erario (IRPF de 2012 a 2015) e insolvencia punible y ahora, se suma esta nueva imputación que se hace extensiva a otros miembros de su familia.
En total, tiene una deuda con Hacienda de 3,4 millones de euros, la mayor parte derivada de que fuese declarado junto con sus padres, responsable subsidiario como miembro del Consejo de Administración que arruinó el club de Murcia por importe de 3,2 millones. A ellos, de acuerdo al juez, hay que sumar los posibles delitos fiscales por los que se le investiga, con una cantidad defraudada de 1,6 millones de euros.
De La Mata explica que hasta ahora, sólo se ha podido recuperar 86.646,84 euros más otros 55.075,67 porque Pina "puso en marcha una conducta activa, consciente e intencionada que le permitió deshacerse entre 2007 y 2010 de casi todo el patrimonio del que era previamente titular" utilizando "sociedades meramente instrumentales" e interpuestas, incluida una a la que atribuye sus propios ingresos profesionales.
De este modo, ni consta como titular de patrimonio ni presenta declaración de la Renta desde 2011, incluido 2016. Los únicos ingresos conocidos en estos ejercicios son los percibidos del Granada Club de Fútbol en las dos últimas temporadas (125.000 euros en 2015 y 87.500 en 2016) y de la mercantil Calambur Intermediaciones (8.722,22 euros en 2016).
Con esta y otras empresas como Quique Sport S.L, administradas por familiares directos, habría ocultado su patrimonio personal y sus ingresos, consiguiendo dificultar el cobro de su deuda con Hacienda y a la vez, minorar los impuestos que debería pagar por lo que percibe, ya sea en calidad de presidente del Granada, ya sea como ojeador o representante de jugadores.
EL PANAMERA Y EL VELERO, EN UNA EMPRESA
El juez considera que Pina utilizó estas empresas para residenciar "un importante patrimonio" de uso y disfrute personal, como el Bentley, el Porsche Panamera y el Aston Martin que atesora, embarcaciones -tiene un velero-- y viviendas. De hecho, de las mismas mercantiles salían los pagos para mantener esos bienes, desde los gastos de su casa hasta la nómina de la gente que trabaja en su barco.
Todo ello, como explica De La Mata, "sin ser estas atenciones en modo alguno incluidas en sus retribuciones del trabajo, profesionales o del capital como pago en especie o según corresponda, ni habiéndose practicado retenciones ni realizado ingresos a cuenta ni, tampoco, han sido declaradas como tales por las entidades pagadoras".
El resultado es "una confusión en el uso de estos patrimonios, sin que pueda diferenciarse el de Pina Campuzano del de las sociedades Quique Sport y Calambur Intermediaciones en las que se residencian dinero, inversiones, vehículos, embarcaciones e inmuebles que son usados de forma habitual y exclusiva por el obligado tributario y trasladando a las mismas casi todos sus gastos personales".