EL MENSAJE DE NAVIDAD EUROPEO
El Cónclave europeo de diciembre vuelve a estar dominado por el rediseño del euro. Aunque la primera intención fue centrar la cumbre en las tareas de la Defensa común, la asignatura se aplazará de hecho a otro Consejo Europeo. No será ninguna novedad, el mundo sigue a la espera de que los europeos desarrollen capacidades militares desde hace más de seis décadas. La otra orilla del Mediterráneo nos avisa año a año de una creciente inestabilidad mezclada con oleadas de inmigrantes. Aun así, el ministro de Finanzas alemán, Schaüble, no deja de tener razón al decir que la Unión debe dar el mensaje navideño de que el euro funciona.
Además es el Consejo de las felicitaciones a la Angela Merkel entre sus colegas por esa envidiable gran coalición que le deja las manos libres para hacer y deshacer en la política europea. La canciller sabe que tendrá que lidiar más adelante con la parte más difícil, incorporar suficientes elementos de Unión Política para no dejar atrás a los ciudadanos. Pero e n este final de año implanta parches de urgencia para que la moneda común sea creíble, con reglas que impongan disciplina presupuestaria y reformas económicas a los Estados miembros, en concreto a los países pobres del Euro, como gusta distinguir a cierta prensa europea.
Las prisas de Merkel se deben en parte a que teme un Parlamento Europeo díscolo, surgido de las elecciones de mayo de 2014. Por ello ha acelerado esta semana el pacto sobre el sistema de resolución de crisis bancarias y el refuerzo de la garantía de depósitos. Ambas medidas se aplicarán sin echar mano en lo posible de fondos europeos y a través de una toma de decisiones muy compleja, centrada en el Consejo y no en la Comisión. La influyente prensa económica británica critica esta unión bancaria improvisada a martillazos y remiendos, pero lo que de verdad le molesta es la supervivencia de la moneda común y su eventual pujanza.