MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
El tribunal madrileño les había condenado en septiembre de 2011 por un delito continuado de estafa, que cometieron en varias ocasiones entre los años 2006 y 2007, en un fallo en el que también ordenó indemnizaciones conjuntas que suman más de 385.000 euros a tres de las víctimas de los timadores.
Los dos condenados, Alen Jelovac y Djuliano Stankovic, presentaron sendos recursos ante el Supremo, que ha determinado que no ha lugar, por lo que confirma la decisión adoptada por la Audiencia Provincial. Este tribunal considera probado que los timadores pusieron en práctica en varias ocasiones el sistema defraudatorio conocido como 'rip-deal' o negocio podrido.
INMUEBLES DE ALTO PRECIO
Según este sistema, Jelovac y Stankovic, bajo identidades falsas y manifestando actuar en nombre de empresas inmobiliarias o financieras extranjeras, se ponían en contacto con personas que ponían a la venta inmuebles de valor elevado.
Para estos contactos, al principio utilizaban el correo electrónico o el teléfono, pero después pasaban a las entrevistas personales. En todo este proceso, los estafadores mostraban interés en adquirir los inmuebles y emprendían la negociación del precio.
Una vez apalabrado, ofrecían a la víctima la posibilidad de una transacción en dinero negro para eludir controles fiscales y que consistía en intercambiar billetes de 20, 50, 100 y 200 euros que entregaban las víctimas por billetes de 500. Los condenados ofrecían como reclamo para atraer el interés un incremento del 20 por ciento en la cantidad.
INTERCAMBIO EN UN HOTEL
Quienes aceptaban el trato se citaban con los acusado en habitaciones de hotel y allí hacían el intercambio. Según la sentencia de la Audiencia de Madrid, el dinero se introducía en una bolsa o maletín que se entregaba a la víctima, que confiaba en que había comprobado la autenticidad de los billetes que le habían entregado, y entonces ésta daba a los timadores su dinero.
Cuando los condenados se habían marchado y las víctimas abrían sus maletines, éstas comprobaban que en su interior había meras imitaciones de billetes de 500 euros sobre los que aparecía impreso el nombre de Disneylandia.
