VALENCIA, 9 (EUROPA PRESS)
De esta manera, el tribunal valenciano ha estimado parcialmente los recursos interpuestos tanto por el procesado como por la víctima contra la sentencia del juzgado de lo Penal número 17 de Valencia. Respecto al primero, aprecia la atenuante de reparación del daño, puesto que hizo una consignación de 6.000 euros, aunque no le aminora la pena. En cuanto a la segunda, ordena al hombre indemnizar a la víctima con 6.000 euros por daños morales, algo que la jueza de instancia no contempló.
El procesado, sin antecedentes penales, mantuvo una relación de noviazgo sin convivencia de la víctima desde el año 2004 hasta abril de 2006, fecha en la que rompieron pero continuaron siendo amigos hasta que, por motivos laborales, él se trasladó a vivir a otro lugar.
En ese momento, el procesado empezó a mandar a la chica correos electrónicos en los que le decía que le había arruinado la vida y, con el fin de atemorizarla, le mandó un mensaje a su teléfono en el que le decía que estaba muy mal por su culpa y que se iba a enterar.
Asimismo, a pesar de que la chica nunca le había facilitado a su expareja su contraseña para acceder a sus correos, desde septiembre de 2008 el hombre se las arregló para acceder a las mismas y cambiar las contraseñas, de forma que solo él pudiera utilizarlas.
RELACIÓN CON OTROS HOMBRES
La mujer intentó acceder a su correo electrónico en noviembre de 2008 sin conseguirlo, puesto que le aparecía la contraseña como 'incorrecta'. Paralelamente, el hombre, con la finalidad de vulnerar su intimidad, se introdujo en los mensajes que había enviado y recibido de las personas con las que mantenía contacto y así se percató de que su expareja se había relacionado con otros hombres.
Con la finalidad de dar a conocer estos datos a las amistades y relaciones profesionales de la mujer, creó una cuenta y desde ésta comenzó a enviarse mensajes así mismo, de forma que luego los reenviaba a la propia mujer y a su lista de contactos.
Luego el hombre envió más mensajes, algunos manipulados, y en ellos se hablaba de los amigos de la mujer y de las relaciones sexuales que mantenía con alguno de ellos. El hombre llegó a enviar un mensaje en el que se confirmaba que la mujer mantenía una relación sentimental con otro hombre paralela a la que mantenía con el procesado, de forma que su reputación quedaba en entredicho.
Por estos hechos, la mujer comenzó a padecer ansiedad y desórdenes gástricos, además de que su vida social se vio afectada gravemente. El tribunal condena al hombre por un delito de revelación de secretos y una falta de vejaciones.