LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE LOS AGENTES SOCIALES
El preacuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (2010-2012) viene a colmar el horror al vacío que se adueñó de nuestras relaciones laborales el año pasado, en que faltó un acuerdo semejante, y aporta una dosis de confianza, que siempre es de agradecer.
Dicho lo cual, llama la atención que las preocupaciones de los agentes sociales se centren más en la calidad del empleo (la temporalidad) que en la necesidad acuciante de crearlo y de reducir el impresionante volumen de desempleo que padecemos en España. Y llama la atención el tono de pastoral de todo el documento, que huye de contenidos concretos y que se limita en muchas ocasiones a recordar las exigencias legales. Se relacionan toda una serie de materias sobre las que la negociación colectiva tendría que pronunciarse (flexibilidad interna, formación, influencia de las tecnologías de la información), pero casi ninguna pista se ofrece al respecto.
En cuanto a las reformas más perentorias, patada a seguir. Los firmantes seguirán hablando, durante seis meses (¿qué pasará cuando finalicen, si no hay acuerdo?), de la negociación colectiva y de los temas que han estado presentes en el diálogo social de los últimos años. Pero compromisos concretos, ninguno.
El único aspecto concreto del acuerdo, dentro de su carácter orientativo, es el de las subidas salariales. Los firmantes manifiestan su preocupación por los precios y por la competitividad de la economía española y fijan, en consecuencia, unos incrementos retributivos (del que las empresas se podrán descolgar, en términos prácticamente idénticos a los ya existentes) del 1%, de entre el 1 y el 2%, y de entre el 1,5 y el 2,5%, para los tres años de vigencia, con revisión al final del periodo según la inflación real. Esta vinculación a la inflación pasada y la ausencia de cualquier referencia a la productividad, hacen que estemos ante una moderación salarial muy relativa.
¿De verdad alguien piensa que podemos seguir esperando?