Los magistrados del tribunal, por 10 votos a siete, consideraron que Francia cometió una discriminación contra la denunciante a causa de su orientación sexual, así como una violación del respeto de la vida privada y familiar.
Por estas violaciones del Convenio Europeo de Derechos Humanos, condenaron a Francia a pagarle 10.000 euros en concepto de daño moral y otros 14.528 por costas judiciales.