José Manuel Suárez Robledano, portavoz de la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura, afirmó que “hay que reformar la casación para que al Tribunal Supremo lleguen los casos de máxima relevancia y no recursos de forma masiva como ocurre ahora, pero cualquier modificación de su papel debe hacerse de forma reflexiva y muy cuidadosa”.
El portavoz de la asociación Jueces para la Democracia, Edmundo Rodríguez, consideró que las competencias del Supremo no se van a ver reducidas por la reforma de la casación “en relación con su papel constitucional como órgano máximo de los tribunales”.
Para Edmundo Rodríguez, la función del Tribunal Supremo debe ser la de “unificar doctrina y una función casacional, pero se ha convertido en una tercera instancia”.
El portavoz de la asociación Francisco de Vitoria, Manuel Torres Vela, aseguró que “hay que preservar el papel del Tribunal Supremo como unificador de la doctrina, pero nada impide desde el punto de vista legal que los tribunales superiores de justicia se constituyan en la última instancia en materia jurisdiccional”.