LA LEY CONCURSAL, UNA REVOLUCIÓN EN MARCHA
La nueva Ley Concursal es una ley importante que supone cambios sustanciales en nuestro ordenamiento jurídico y que ha permitido acercar nuestra legislación concursal a la modernidad frente al arcaísmo y la dispersión de las normas vigentes que había hasta su entrada en vigor.
El espíritu que preside esta ley, es generar un cambio de cultura en el tratamiento de las crisis empresariales. En este sentido, entiende el autor que se pretende institucionalizar, bajo control judicial especializado, el principio de viabilidad empresarial en situaciones de dificultad o insolvencia provisional del deudor.
Es decir, opina que en el ánimo del legislador late el deseo de buscar una ley que permita y fomente la continuidad de las empresas -generadoras de riqueza individual y colectiva- potenciando las reestructuraciones de sociedades o pequeños empresarios con dificultades y apostando claramente por el salvamento y supervivencia del tejido empresarial.
Efectivamente, se persigue que los procesos concursales no sean vistos por el mercado como procesos de liquidación de empresas sino como procesos que aseguren y protejan los importantes intereses en juego: el mantenimiento de puestos de trabajo, los intereses de los acreedores y la continuidad del quehacer empresarial.
Sin embargo Javier Laorden considera que el éxito de la ley dependerá de cómo la apliquemos entre todos y de si somos capaces, desde la transparencia, de creer en el mundo empresarial como elemento motriz del desarrollo económico.
Desde el Consejo General del Poder Judicial se tiene claro que en este nuevo enfoque el papel que el legislador ha otorgado a los jueces de lo mercantil es fundamental.
Por tanto, el vocal del Consejo General del Poder Judicial solicita en este artículo al Ministerio de Justicia el aumento del número de juzgados de lo mercantil pues, a su juicio, son insuficientes para la carga de trabajo esperada, sobre todo en las grandes ciudades.