Según lo acordado, el nuevo Tratado constitucional debía ser firmado después del 1 de mayo de 2004 -fecha de adhesión de los diez nuevos miembros- y antes de las próximas elecciones europeas del 13 de junio de 2004 y, para ello, debía tenerse ultimado antes de finales de este año el texto definitivo.
En las negociaciones tanto España como Polonia ofrecieron variaciones al reparto de poder aprobado en Niza que no fueron aceptadas por Alemania y Francia.
Silvio Berlusconi presentó hasta tres ideas distintas sobre el reparto de poder, que nunca tuvieron el visto bueno de todos los Estados miembros, ya que Francia, Polonia, Alemania y España se opusieron en algún momento.
Ahora, los países se fijan el mes de marzo como fecha de inicio para retomar las conversaciones, aunque no se han establecido plazos.
El pasado viernes, el portavoz oficial de la Comisión Europea, Reijo Kemppinen, se reafirmó en la posición de la institución de que es mejor no tener una Constitución que un mal Tratado, aunque animó a los líderes europeos a que lograran un acuerdo en la cumbre.
Reijo Kemppinen subrayó que, sobre las discusiones de la Conferencia Intergubernamental, es importante que se llegue a un acuerdo, pero del mismo modo, es mejor no llegar a un acuerdo antes de tener un malo.