MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
El tribunal de instancia consideró probado que el agente, destinado en el puesto de Alcalá de los Gazules (Cádiz), tenía "frecuentes problemas" con su vecino, que era "dueño de un perro de gran tamaño y raza rottweiler" que solía llevar sin correa ni bozal, y que también se enfrentaron por discrepancias en relación con sus jardines y la gestión del agua.
"USÓ LAS POSIBILIDADES DE SU CARGO"
Tras comparecer los dos vecinos en un juicio por amenazas e intento de agresión y "cansado de ese estado de cosas", según recoge la sentencia, el agente de la Benemérita "decidió usar las posibilidades de su cargo y señalarle a su vecino lo que le podía ocurrir", para lo cual llegó a falsificar la firma de otro compañero.
Entre octubre y noviembre de 2007 los dos agentes impusieron al hombre cuatro multas de tráfico por infracciones en carreteras por las que ni siquiera había transitado. En dos de ellas justificó que su vehículo no había superado la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), en otra que viajaba sin cinturón de seguridad y en la última que había estacionado en un paso de peatones.
Tras estos hechos, el vecino multado llegó a poner en venta la vivienda que ocupaba en mayo de 2009 y abandonó la urbanización en la que vivía en octubre de 2010.
"HECHOS INCIERTOS", SEGÚN EL TS
El Supremo rechaza las alegaciones realizadas por el recurrente y considera "meridianamente claro" que el guardia civil "falsificaba denuncias que se referían a su vecino, con el que estaba enemistado, haciendo constar en ellas hechos inciertos".
También considera probado que él mismo u otros compañeros suscribieron estas denuncias valiéndose de "argucias impropias del servicio" que fueron "puestas de manifiesto en las declaraciones de los demás agentes".