HUESCA, 8 (EUROPA PRESS)
La sentencia, dictada el 2 de noviembre de 2011, rechaza el recurso de casación de la Fiscalía altoaragonesa. El ponente de la misma ha sido el magistrado del TS Alberto Jorge Barreiro.
En su recurso, el Ministerio Fiscal cuestiona que los hechos delictivos sean calificados como imprudencia grave al considerar que son delitos dolosos con dolo eventual. El argumento es que el acusado habría actuado con consciente desprecio para la vida y la integridad física de los demás. En Huesca fue condenado a cuatro años de prisión por dos homicidios imprudentes, cindo delitos de lesiones y por conducción temeraria.
El Supremo recurre a su jurisprudencia para afirmar que hubo dolo eventual, pero no dolo de directo de lesión, ya que aunque era previsible que hubiera personas en las inmediaciones de la discoteca, no eran visibles para el conductor. Los homicidios y las lesiones no fueron dolosas, sino imprudentes.
HECHOS
La sentencia del tribunal altoaragonés, dictada el 19 de enero de 2011, señala que Víctor Manuel Gómez Barreiro recorrió varios establecimientos de Huesca y Grañén en la noche del 27 al 28 de julio de 2007 en los que bebió y se drogó.
A las 6.30 horas, Gómez entró con su coche en la Ronda de la Industria de Huesca y encaró un tramo recto, aceleró deliberadamente su vehículo hasta engranar la quinta velocidad y entró en una curva a 110 kilómetros por hora, tras lo que perdió el control del vehículo y, zigzagueando, impactó a una velocidad de entre 95 y 110 kilómetros por hora contra la parte trasera de una furgoneta y un turismo. El coche de Gómez y el turismo impactado arrollaron a varios peatones.
A consecuencia de los golpes falleció instantáneamente Javier Pérez Porte, de 40 años, mientras que Benito Joaquín Ríos Bernad, de 27 años, murió durante su traslado al hospital.
Resultó herido José Antonio Rodríguez Zarmora, de 31 años, quien sufrió un politraumatismo, shock traumático e hipovolémico, la amputación de las dos extremidades inferiores, varias fracturas faciales, ceguera bilateral postraumática, una lesión en el plexo braquial derecho, una úlcera de cúbito sacra y, además, un trastorno adaptativo y un síndrome de miembro fantasma.
Estas lesiones requirieron 812 días de hospitalización, y tardó 1.063 días en curar, de los que 251 estuvo impedido para su trabajo habitual. Le quedaron como secuelas una ceguera, la amputación bilateral del fémur, la parálisis de los nervios circunflejo y músculo cutáneo derecho, la alteración traumática de oclusión dental, material de osteosíntesis en la cara y un trastorno del humor. Padece una gran invalidez.
Francisco José Carruesco Jiménez, de 33 años, sufrió politraumatismo, traumatismo cráneo-encefálico grave, hematoma subdural, hemorragia frontal derecha y herida en scalp occipital; fractura de la tibia y peroné de la pierna izquierda, fractura dental, otomastoiditis bilateral, parálisis de la cuerda vocal derecha y trastorno mental orgánico.
Francisco José Carruesco fue dado de alta el 22 de septiembre de 2009, habiendo curado en 789 días, de los que 52 necesitó hospitalización, 530 estuvo impedido para el ejercicio de su trabajo habitual y 187 no fueron impeditivos y le quedaron numerosas secuelas.
Santiago Mainer Ferrer, de 21 años, sufrió fractura abierta de tibia y peroné, arrancamiento de húmero izquierdo, traumatismo cráneo-encefálico, traumatismo abdominal y heridas diversas en la frente, nariz, labio superior y cráneo, así como rotura del molar y canino inferiores izquierdos y cérvico-dolsalgia-lumbalgia postraumática.
Tardó en curar 697 días, de los que 47 fueron de ingreso hospitalario, 560 le impidieron desarrollar su trabajo habitual y 90 no fueron impeditivos, siendo dado de alta el 30 de septiembre de 2009 y, como secuelas, le ha quedado algodistrofia refleja en el tobillo derecho, limitación de la movilidad en el mismo tobillo, prótesis en la rodilla derecha, dismetría en la extremidad inferior derecha, limitación en la movilidad del hombro izquierdo, material de osteosíntesis en pierna y hombro, algias postraumáticas sin compromiso radicular y trastorno psíquico por stress postraumático, así como un perjuicio estético moderado.
Fernando José Omiste Martínez, de 44 años, sufrió policontusiones, traumatismo cráneo-encefálico, fractura abierta de tibia y peroné de la pierna derecha, erosiones múltiples y heridas inciso-contusas en el cuero cabelludo, que requirieron intervenciones quirúrgicas y necesitaron 42 días de hospitalización, tardando en curar 1063 días.
Le quedaron como secuelas una pseudo artrosis en la tibia derecha, consolidación en la rotación de la extremidad inferior derecha, limitación en la movilidad del tobillo derecho, metatarsalgia postraumática inespecífica en el pie derecho, material de osteosíntesis en el peroné derecho, hernia/protusión discal, L5-S1, paresia del nervio ciático poplíteo externo derecho y trastorno depresivo reactivo, con incapacidad permanente total para su profesión habitual.
Miguel Pascual Leris Mañas, de 28 años, tuvo traumatismo abdominal, con fractura abierta de la tibia y el peroné de la pierna izquierda, fractura cerrada de la tibia de la pierna derecha, fractura de cúbito y radio del brazo derecho, traumatismo torácico cerrado, traumatismo cráneo-encefálico y amnesia retrógrada, fractura de la tibia derecha y lesión en el nervio ciático poplíteo externo derecho con isquemia distal, fractura troquíter del húmero izquierdo y rotura del tendón supra espinoso, esguince cervical, atelectasia pulmonar izquierda, erosión y desgarro en pene y trastorno por estrés postraumático.
Estas heridas requirieron intervenciones quirúrgicas y necesitaron 53 días de hospitalización, tardando en curar 984 días, de los que 931 estuvo impedido para su trabajo habitual y le quedaron como secuelas una condropatía rotuliana postraumática izquierda, gonalgia postraumática derecha, paresia del pie derecho con limitación en la flexión, dismetría en la extremidad inferior izquierda y limitación de movilidad en la muñeca derecha y el hombro izquierdo entre otras.
María del Mar Fumanal Rey, de 34 años, sufrió fractura de la tibia izquierda, esguince cervical y policontusiones, siendo dada de alta el 26 de diciembre de 2008. Estas lesiones requirieron tratamiento médico, quirúrgico y rehabilitador, y tardaron en curar 516 días, de los que 22 fueron de ingreso hospitalario.
Francisco Javier Alós Bureta, de 38 años, sufrió policontusiones que necesitaron tratamiento médico consistente en rehabilitación funcional y tratamiento psiquiátrico, con toma de ansiolíticos, recibiendo el alta el 23 de octubre de 2007, tardando en curar 40 días, de los que siete estuvo impedido para el ejercicio de su trabajo habitual.
Las secuelas fueron trastorno por stress postraumático, gonalgia postraumática inespecífica y agravación de la artrosis previa al traumatismo al nivel de columna lumbar.
Cristian Conrado Mur Romero, de 20 años, tuvo contusión nasal y heridas superficiales en el brazo y la mano derecha que solamente requirieron una primera asistencia facultativa, siendo dado de alta el 11 de septiembre de 2007, tardando 10 días en curar, en cinco de los cuales estuvo impedido para su trabajo habitual; como secuelas le quedaron diversas cicatrices constitutivas de perjuicio estético moderado.
