BARCELONA, 15 (EUROPA PRESS)
No ha quedado suficientemente acreditado, según la calificación de la Fiscalía, que estas 45 personas formaran una red con una estructura estable, pero sí que tenían vínculos familiares o acuerdos puntuales a la hora de dividirse el negocio en las calle e intercambiarse las mujeres, y por eso comparecen en un juicio conjunto.
Traían de Rumanía a las mujeres ofreciéndoles trabajos en hostelería y ocultándoles que en Barcelona las iban a forzar a la prostitución, teniéndolas bajo su férreo control, y apropiándose de todo o casi todo el dinero que ganaban.
Cuando las mujeres llegaban a Barcelona, los acusados se hacían cargo de todos sus gastos y gestiones, como la obtención del pasaporte y el billete de avión a Barcelona, para generar "una actitud de dependencia hacia quienes luego se convertirían en sus proxenetas".
MALTRATO FÍSICO Y SEXUAL
Después, se les informaba de que debían prostituirse y entregarles todo el dinero que ganasen, al menos hasta liquidar el dinero que les debían por las gestiones del viaje, y a quienes se resistían las maltrataban física y sexualmente "para demostrar su posición de dominio", según la Fiscalía.
Las mujeres captaban a los clientes en la Ronda de Sant Antoni y calles adyacentes, del barrio del Raval, y los llevaban a pisos de la zona donde prestaban sus servicios sexuales, siendo maltratadas si no obtenían las ganancias esperadas por los proxenetas.