Pedreira recoge en su escrito que la falsedad documental que se imputó al sastre, según las declaraciones prestadas, "determina una duda importante en relación con la autoría de la falsedad en el seno de los establecimientos de ropa en los que trabajó".
Señala que la labor de facturación derivada de la actuación comercial de los establecimientos en los que el sastre prestaba servicios no le estaba a él encomendada.
Respecto a los demás imputados a los que se han levantado las causas son personas sobre las que no se ha podido demostrar su relación con los hechos por cuestión de fechas o porque no consta que conocieran la actividad presuntamente delictiva de otros de los imputados.