“CIUDADANISMO” Y SOCIALISMO
Ignacio Sánchez Cámara se plantea en este artículo que la democracia se ha convertido en el paradigma de la legitimidad. Pero existen dos formas distintas, y aun antagónicas, de entender la democracia: la liberal y la radical. Para la versión radical o populista, la democracia se define ante todo por la soberanía, por la titularidad popular del poder, y tiende a que el principio democrático no presida sólo la política sino todos los ámbitos de la vida social.
La democracia liberal se caracteriza ante todo por la necesidad de atender al problema de la limitación del poder. No tanto a la cuestión de quién manda sino a la de cuánto manda, hasta dónde alcanza el poder sobre las personas.
Según el autor, el republicanismo o “ciudadanismo” se presenta como una alternativa o tercera vía a estas dos posiciones y aspira a ser un punto medio que aúne las bondades respectivas de las dos tradiciones y supere sus deficiencias.
Para el catedrático, el republicanismo acierta sin duda frente a la tradición populista o radical, al defender una política de control y dispersión del poder, es decir, al asumir uno de los pilares de la tradición liberal, y al oponerse al igualitarismo material radical en favor de un igualitarismo estructural o formal.
Entiende el autor que eludir los viejos errores es siempre un acierto, pero, en su opinión, escamotea el conflicto que puede existir entre la libertad y la igualdad, cuando se extreman sus respectivas reivindicaciones.
Así, Ignacio Sánchez Cámara, finaliza su artículo afirmando que, en definitiva, el republicanismo confiere al Estado más poderes de los que considera razonables la mayor parte de la tradición liberal. Considera que está en su derecho de hacerlo, siempre que no infravalore y escamotee los costes para la libertad bajo la forma de un entendimiento particular de ella.