La resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia responde a una denuncia presentada en diciembre de 2000 por la Asociación de Empresas Operadoras y de Servicios de Telecomunicaciones, ASTEL, que argumentó entonces que Telefónica ponía trabas a la preasignación de clientes con otras compañías.
Consideraban que la preselección de operador, que permite al usuario hacer llamadas con un operador distinto de Telefónica sin necesidad de marcar su prefijo, es un “instrumento fundamental para la liberalización” del sector de las telecomunicaciones.
Por ello, solicitaron que se abriera expediente al antiguo monopolio español de telefonía fija para poner fin a unas prácticas que consideran “discriminatorias y contrarias a la competencia”.
Para imponer la multa, el Tribunal de Defensa de la Competencia ha tenido en cuenta el tamaño del mercado de telefonía fija. La sanción equivale al 1,5% de la facturación de la compañía en 2003.
A juicio del Tribunal de Defensa de la Competencia la conducta de Telefónica es “muy grave” porque “afecta al proceso liberalizador de las telecomunicaciones” y al mercado, “dada la extrema duración de las conductas restrictivas”.
Por su parte, Telefónica ya ha anunciado que recurrirá de forma inmediata la multa por considerarla “desproporcionada, anormal e inmoderada desde el punto de vista de la jurisprudencia”.