“SI NO VOTARAN LOS MAYORES DE 50 AÑOS”
Estamos en un año en el que se advierte la necesidad de elecciones y es conveniente analizar las condiciones que deben requerirse para acceder al voto participativo tan de mandado que ofrece la posibilidad de elegir a directivos políticos eficaces. Establecer una edad para determinados ejercicios civiles es considerar la importancia de la madurez en cuanto a adquirir ciertos derechos que exigen un criterio vital. Actualmente se exige haber cumplido los 18 años para la mayoría de edad civil que en épocas pasadas se elevaba a los 21 y en ciertos casos si era una mujer la solicitante, se exigía haber cumplido los 25.
La edad es pues un requisito esencial y hay que recordar que hace algún tiempo una conocida diputada mantuvo que “Si no votaran los mayores de cuarenta y cinco años” su líder hubiera conseguido el poder en las elecciones del momento y un dirigente catalán manifestó que la independencia de su Comunidad fue votada por el “61% de los menores de cincuenta años”. Sin duda, es una simplificación que ofende. La verdadera democracia es el sistema del gobierno del pueblo, que se valora mediante las votaciones en las que participan todos los mayores de edad cualesquiera que sean su cultura o ideología, su sexo, su raza, sin restricciones. Cada persona, un voto.
Con cierta frecuencia cuando se fija una edad para poder ejercer los derechos sociales se pretende excluir a los mayores de una generación sin tener en cuenta que fueron personas muy importantes en el avance de la sociedad. Si bien con ironía se destaca que tenían sus carencias, se dice que tenían conceptos equivocados, pensaban que una hamburguesa era una joven de Hamburgo. Desconocían el láser, los MP3 y el GPS. Sus teléfonos tenían cables y se casaban antes de vivir juntos. Sin embargo, debe reconocerse también que aquel grupo humano estudió la cultura grecolatina, la historia universal, la química orgánica, matemática combinatoria y ha sido la base de este mundo remarcando las posibilidades que dieron paso a los avances de hoy.
Sin duda hay diferencias con muchos de los jóvenes de ahora que saben idiomas y utilizan la inteligencia artificial pero tienen menos base cultural y vistos los programas educativos carecen de conocimientos que humanizan y elevan el nivel de cualquier persona. Hay ejemplos estremecedores. Alguien al ser preguntado respondió que Sócrates es un futbolista del Panatinaikos y un alto dirigente hispano dijo que estaba leyendo las obras completas de Sócrates, filósofo que, precisamente explicó toda su filosofía por transmisión oral.
Hay quien ha preguntado si se dice Suiza o se dice Suecia. Incluso conocidos profesores de ciencia Política y eminentes licenciados no han sabido contestar a una pregunta concreta ni siquiera recordar una obra del gran filósofo Immanuel Kant, como le sucedió al presidente de una importante formación política que todos recuerdan.
Hay una minoría que sigue considerando innecesaria la base cultural para ejercer con acierto y aplicar el ordenamiento jurídico en vigor pero es indudable que una profunda preparación otorga mayor capacidad para actuar de todo dirigente político. Estamos presenciando los “arreglos” de los currículum y hay que decir que tuvimos a Sánchez Montero y a Marcelino Camacho sin estudios, entre otros muchos y que fueron unos sindicalistas de gran nivel con absoluta dedicación al interés general y una racionalidad fuera de toda duda.
La naturaleza es sabia. Decisiones de importancia vital exigen que se haya vivido un tiempo de experiencia para alcanzar la madurez y el perfecto equilibrio. A lo largo de los siglos se ha respetado la preparación mental para el ejercicio de ciertos derechos. La edad hace referencia a la capacidad legal de obrar de cada persona y conviene establecer un criterio común en cuanto a la emancipación social que pueda garantizar las buenas relaciones de una persona. Parece lógico que ciertas actuaciones de menores de gran trascendencia vital deban contar con el apoyo necesario de sus progenitores en decisiones tan importante como someterse a una intervención quirúrgica que tiene riesgos y graves consecuencias físicas y psicológicas e igualmente en otras situaciones arriesgadas.
Votar para elegir a quien gobierna es una decisión importante y preciso es que el votante haya alcanzado la mayoría de edad y con ello adquiera un criterio que sirva a todos para el buen funcionamiento social. Pero lo realmente importante es “la finura espiritual”, el equilibrio y la bondad en las resoluciones que afectan profundamente a todos los ciudadanos. Eso es lo que tiene que dilucidar el votante.