Ser Ministro de España es algo al alcance de muy pocos, pese a ser un puesto codiciado por muchos profesionales, tanto del sector privado como funcionarios públicos.
Después de mucho tiempo sin ver un compañero en tan altas tareas, estos días los administradores civiles (también conocidos como TACs) hemos visto como un compañero ha alcanzado ese nombramiento. Rafael Catalá Polo es un compañero con una trayectoria admirable al servicio del Estado. Después de años de rodaje burocrático fue nombrado en 1996 Director General de Función Pública del entonces Ministerio de Administraciones Públicas, en el año 2000 pasó a desempeñar el puesto de Subsecretario de Hacienda y en el año 2002 llegó por primera vez al Ministerio de Justicia como Secretario de Estado. Después de unos años en el sector privado, en el año 2011 regresó al servicio público como Secretario de Estado de Infraestructuras del Ministerio de Fomento. Tres años después ha sido nombrado Ministro de Justicia.
Su nombramiento y toma de posesión ha sido motivo de orgullo para todos los funcionarios y, sobre todo, para sus compañeros, los administradores civiles del Estado. Su llegada al Ministerio de Justicia ha permitido a Rafael Catalá exhibir su soltura y su oficio, fruto de su entrega abnegada al servicio público.
Algunos han criticado el nombramiento de Rafael Catalá sobre la base de su origen funcionarial, al margen de las carreras políticas habituales estos últimos años. No obstante, a la vista de las deficiencias de gestion de los políticos que se han puesto de manifiesto estos años, nosotros pensamos que ha sido un acierto y que el tiempo demostrará las condiciones y habilidades que atesora nuestro compañero.
Tampoco han faltado críticas por una entrevista al ahora Ministro concedida a nuestra Asociación Profesional, entrevista realizada para el libro de conmemoración del cincuentenario de creación del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado (CSACE) y en el que se incluyen 50 entrevistas a compañeros destacados. A la vista de la lectura completa de la misma, las mencionadas críticas se antojan inapropiadas y gratuitas. Que cualquiera de nosotros hable de sensibilidades territoriales, poco importa a sabiendas de que nuestro sistema político se funda en el principio de unidad de España y que lo más gratificante de nuestro trabajo es el servicio a la nación española. Un servicio en el que el carácter reservado de Rafael Catalá no puede ocultar su pasión y entrega. Enhorabuena Ministro.
