OBAMA MARCA PRIORIDADES
El lunes Barack Obama jurará sobre dos biblias -ha sumado la de Martin Luther King- e iniciará su segundo mandato. Aunque durará cuatro años, dispone en realidad de dieciocho meses para cumplir promesas electorales. Después, irrumpen las elecciones legislativas y enseguida las presidenciales. En su anterior mandato, Obama eligió la reforma de la sanidad como bandera principal y arriesgó su capital político para conseguir algunos resultados notables. La inmigración será ahora su asunto estrella y también la herencia que dejará a los demócratas para ganar por tercera vez consecutiva. El presidente no podrá dejar de atender las urgencias del precipicio fiscal o del control sobre la venta de armas, así como la agenda internacional. Pero quiere convertir en prioritario un asunto nuclear para el sueño americano y la movilidad social como es la inmigración, que además forma parte de su biografía familiar.
Estados Unidos ha conseguido tener un modelo de inmigración mucho más exitoso que cualquiera de los europeos. No gira solo en torno al control de fronteras externas, y se centra en la integración social de los recién llegados, a los que se les propone un atractivo way of life, hecho de creencias comunes y oportunidades a cambio de mucho trabajo. Este modelo, esencial para el dinamismo de Estados Unidos, está amenazado por la situación de ilegalidad en la que viven más de once millones de personas, la mayoría de origen hispano, y por las legislaciones estatales discriminatorias hacia ellas. El país se la juega en la innovación demográfica para seguir siendo líder del siglo XXI. El partido republicano, en período de recomposición y con buenos candidatos para 2016, parece dispuesto a colaborar con la Casa Blanca, y quiere ofrecer a los llamados soñadores, los jóvenes inmigrantes que llegaron a EEUU como menores de edad, la posibilidad de ser ciudadanos de pleno derecho. En pocos años será difícil elegir a un Presidente de Estados Unidos que no hable español.