EXIGIR JUSTICIA AL ESTADO
Frecuentemente se utilizan las palabras justicia o injusticia sin saber exactamente qué significan. Decimos que subir los impuestos es arbitrario porque no son justos; que las guerras son injustas porque suponen un ataque del más fuerte sobre el débil; que la distribución de la riqueza en manos de unos pocos no es admisible por ser injusta; que la soberanía de los dirigentes imponiendo su voluntad a los que gobiernan no es justa; que las leyes como la Ley de Memoria Histórica o la interrupción voluntaria del embarazo no son suficientemente aceptables y por tanto no son justas o que no es justo que no organicemos unos Juegos Olímpicos...
Pero, cuando se pregunta a cualquier ciudadano qué entiende por Justicia, difícilmente dos persona coinciden y utilizan los mismos parámetros para medirla. Otros, simplemente no saben lo que es justo y que no lo es y los más permanecen callados.
Muchos han sido los conceptos que de Justicia se han usado en la Historia. El sofista Trasímaco decía que la Justicia es el interés del más fuerte, siendo la ley creación de los más débiles para protegerse de los más fuertes.
Santo Tomás de Aquino, en el s. XIII, mantenía que la Justicia es la voluntad de dar a cada uno lo que es suyo por derecho.
Otros como el filósofo Popper, sostenían que la Justicia es un concepto igualitario de los ciudadanos ante la Ley.
Platón, en La República, utilizaba el término justo como sinónimo de lo que le interesa al Estado, el cual procura detener todo cambio, mediante el mantenimiento de una rígida división de clases y un gobierno de clases, para garantizarse la continuidad en el poder.
Aristóteles en su Ética a Nicómaco afirmaba que la Justicia es la virtud que asegura y consolida el orden en la polis, organizando equitativamente los derechos y los deberes de todos los miembros de la comunidad.
Cuando gritamos que todos somos iguales, creemos que es justo y nos invade un sentimiento de solidaridad, pero mucho mayor será ese sentimiento cuando se nos dice que somos superiores los unos a los otros o el resto son inferiores a nosotros, ¿será nuestra sociedad una sociedad hipócrita?
Cuando más libres seamos más justa será la sociedad ¿deben los gobernantes y como tales, los políticos, garantizar la libertad de todos? No me refiero a la libertad de deambular sino a la de decidir cada uno lo que le conviene y que no le guíen hacia dónde les indiquen sus intereses particulares en un momento concreto o en asunto determinado para mantenerse en el poder, eso no es libertad y sin libertad no hay justicia.
Quizá la Justicia así entendida, lleve a considerarla como una utopía, pero me niego a renunciar a buscarla. Todos debemos luchar para que a nadie se le prive de sus derechos fundamentales; que exista una adecuada distribución de la riqueza; que prime la solidaridad... En definitiva, debemos velar por la justicia. El instrumento válido para ello es la Ley.
Para algunos, las leyes son el reflejo de un grupo de poder (lobbies) frente a la pasividad del resto, para otros reflejan la pérdida de valores de una sociedad que no reacciona ante las amenazas como cuando se aprueban normas que pueden vulnerar o cuestionar sus derechos fundamentales indisponibles, algunos creen que obedecen a razones de oportunidad para mantenerse en esa posición dominante so pretexto de buscar el bienestar para todos, sin oír el clamor en contrario y para los demás buscan lograr la armonía en una sociedad compleja y difícil.
Por ello, los acontecimientos diarios nos lo demuestran, debemos moralizar a la sociedad y, como parte de ella, la política y no hacer política con la moral, sólo eso nos conduciría a una sociedad más justa. Las virtudes, según Platón, para que exista justicia son: prudencia o sabiduría, valor y templanza, aunque no brillen en todas las facetas de la vida, deben ser su referente. Sólo en una sociedad justa seremos plenamente felices y eso es lo que se exige a un Estado, a la sociedad en la que nos desenvolvemos, a los que la dirigen, a los que participan en su vida pública, a los que en su nombre la administran (los jueces, los fiscales)... que procuren la felicidad en este sentido.
Construir un Estado sólo es posible si las leyes, los gobernantes y quienes con ellos realizan su labor, sus instituciones, los que garantizan el cumplimiento de las leyes y los que protegen su respeto, permiten la plena realización de la naturaleza humana y sólo así seremos felices, sólo así viviremos en una sociedad justa.
Y acabo, quizás, sin saber si logré resolver el interrogante que planteaba ¿se puede exigir al Estado Justicia? Estoy convencido de que sí, es una obligación del Estado procurar a sus ciudadanos la convivencia en una sociedad justa y a ello deben dedicar todo su empeño los que de una u otra manera formamos parte del engranaje de este Estado, pero quizás sólo los filósofos y sofistas sabría si realmente vivimos en una sociedad justa.