En Madrid, cada Juzgado de Vigilancia Penitenciaria tiene a su cargo una media de 2.300 presos, cuando lo recomendable serían 1.000 internos. Esto supone un 13 por ciento más del módulo máximo.
Así, el informe del Consejo General del Poder Judicial considera imprescindible nombrar un juez de apoyo para estos juzgados porque considera que la carga de trabajo que soportan estos jueces es la causa de que los recursos de los internos tarden meses en ser resueltos.
El informe desglosa la situación de cada uno de los tres Juzgados de Vigilancia Penitenciaria de Madrid y de los resultados se desprende que los tres presentan un ingreso de asuntos superior al de todos los juzgados tomados como referentes y a la media nacional.
Atendiendo a la media de internos en las cárceles a lo largo de un año el resultado es que los jueces de vigilancia han asumido un 127 por ciento de exceso de internos sobre el módulo fijado.
Además de esta carga de trabajo, los jueces de vigilancia penitenciaria de Madrid se encuentran con otros problemas como la insuficiencia de funcionarios o el defectuoso programa informático que están utilizando.