Por esa vía, el erario pierde importantes ingresos a cuenta o pagos fraccionados del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, pagos a cuenta del Impuesto de Sociedades o declaraciones-liquidaciones del Impuesto sobre el Valor Añadido.
La auditoría del Tribunal de Cuentas sobre la gestión de la Agencia Tributaria en el control de contribuyentes de 1998 a 1999 recomienda a Hacienda mejorar los métodos para aumentar la eficacia.
El 78 por ciento de las cartas enviadas y no atendidas no tuvieron ningún seguimiento posterior para cancelar la deuda fiscal sin que se haya justificado tal pasividad. El 17 por ciento de los morosos “cazados” por Hacienda en este grupo no sufrió, pese a ser procedente, ni recargo, ni interés, ni sanción.
Dado el peso que estas obligaciones tributarias periódicas tienen en el conjunto de los ingresos estatales, el Tribunal de Cuentas cuestiona cómo prioriza sus controles la Agencia Estatal de Administración Tributaria.