El Tribunal Constitucional levantó a principios de este año la suspensión cautelar de la ecotasa, un instrumento tributario que durante este verano ha sido utilizado en las Islas Baleares.
Desde entonces, la ecotasa, configurado como un impuesto destinado a la conservación del medio ambiente, ha entrado con normalidad entre el turismo de las Islas y tan sólo se han producido seis quejas entre los turistas que la pagan.
La causa central de estas quejas fue tener que pagar por veranear en un territorio de la Unión Europea y por pagar ya suficientes tasas, pero, en general, no hay rechazo entre la clientela visitante, y la gente no está en contra del tributo.
El Gobierno balear ha programado inversiones con los fondos recaudados por la ecotasa hasta 2004. Este año espera obtener 42 millones de euros en seis meses.
Por otro lado, la semana pasada, la Comisión Europea dio en la Eurocámara una opinión favorable al impuesto destinado a la conservación del medio ambiente al señalar que no invade los ámbitos de la supuesta doble tributación.