La Comisión justifica la norma porque considera que el envío del correo electrónico basura es uno de los problemas más graves que conoce Internet actualmente. De hecho ha alcanzado proporciones inquietantes; aunque las estadísticas varían, se considera generalmente que más del 50% del tráfico de correo electrónico a escala mundial es spam.
Además, se calcula que en 2001 el spam sólo representaba un 7% del tráfico mundial del correo electrónico. La cifra pasó al 29% en 2002, y se presupone que en 2003 el porcentaje se elevó a un 51%.
Aunque las comunicaciones no solicitadas pueden plantear actualmente menos problemas en las redes móviles tendencias tales como la transmisión por móvil de correo electrónico podrían incrementar el volumen de spam.
La legislación impedirá que se envíe determinada cantidad de spam, pero no será suficiente por si sola. La aplicación del régimen del consentimiento previo debe ser prioritaria en todos los Estados miembros. Además de personal y recursos suficientes, resultarán necesarios unos mecanismos que aseguren el cumplimiento de la normativa, incluido los de tipo transfronterizo.