MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Los hechos ocurrieron en 2008, cuando el condenado Ricardo D.F., aprovechándose de las relaciones familiares que le unían con la joven mantuvo con ella relaciones sexuales. La chica, de 28 años, además de sorda, presentaba un retraso mental ligero y una severa dificultad de comunicación.
En este caso, el alto tribunal estima el recurso del condenado porque la única prueba de cargo valorada por el Tribunal sentenciador respecto de la autoría de abuso sexual consiste en la declaración la víctima.
Esta declaración, según ha reconocido la jurisprudencia del propio Supremo y el Tribunal Constitucional, puede ser considerada prueba de cargo suficiente par enervar la presunción de inocencia incluso aunque fuese la única prueba disponible, lo que es frecuente que suceda en casos de delitos sexuales.
Lo que ocurre en este caso es que no concurre elemento de corroboración alguno que pueda otorgar una "mínima credibilidad objetiva a la declaración de la supuesta víctima", por lo que el agresor es absuelto.
