Emmanuel Macron ha enarbolado con fuerza la idea de una “Europa protectora” en el ansiado debate antes de la votación definitiva del domingo. La agilidad mental de Macron ha tomado prestada de su rival para darle la vuelta al malestar instalado en la ciudadanía francesa, que se siente perdedora de una mundialización, facilitada por la UE. La hija de Jean-Marie Le Pen, curtida en el cuerpo a cuerpo de la batalla cajellera, explota estos miedos con los que adquirirá unos pocos millones de votos, aunque sin que la balanza electoral se incline finalmente a su favor.
Al redirigir su visión de Europa, el técnico Macron conecta con una Francia profundamente estatista a su izquierda y derecha, pero también pone el dedo sobre la llaga de los agudos desequilibrios que sufre de la gobernanza global, desde la profunda recesión de 2008. La Unión es una verdadera potencia en el ámbito del comercio y sabe emplearse a fondo en la defensa de sus intereses económicos, como ya lo ha hecho en el seno de la Organización Mundial de Comercio desde su fundación en 1995.
Macron se juega el futuro de su presidencia en un giro de las instituciones económicas internacionales para regular y fijar reglas del juego equitativas. Al mismo tiempo, se propone emplearse a fondo en la exigencia de reciprocidad en las relaciones bilaterales, cada vez más importantes en un mundo multipolar en el que ha decaído el multilateralismo. Con Donald Trump partidario de un repliegue nacionalista y de abordar la política exterior enseñando músculo, China restando importancia a sus prácticas comerciales ilícitas y Vladimir Putin boxeando por encima de su peso, no parece desencaminada la idea del banquero francés.
La UE puede ser recibida como un gobierno común, capaz de proyectar sus intereses comunes y estabilizar las relaciones comerciales mundiales hoy amenazadas. La posibilidad de una concertación con los gobiernos de Berlín y Madrid en este terreno es alta. Angela Merkel y Mariano Rajoy pasarán el fin de semana pendientes del inesperado Macron. Y no serán los únicos.