LA LUCHA CONTRA LA DELINCUENCIA FINANCIERA EN LA UE
Esta semana, el Consejo Europeo ha debatido sobre el futuro de una Europa de Veintisiete, sobre la base del Libro Blanco de la Comisión. Y, al mismo tiempo, ha confirmado una decisión importante. Diecisiete Estados miembros de la UE han decidido avanzar y establecerán, por primera vez, la figura del fiscal europeo. Esta medida contribuirá sobremanera a mejorar la capacidad de los países participantes de luchar contra la delincuencia financiera y proteger el dinero de los contribuyentes de la UE. Dentro de poco, un fiscal independiente de la UE podrá investigar algunos asuntos transfronterizos e incoar acciones judiciales contra los delincuentes directamente ante los órganos jurisdiccionales nacionales. En un momento en el que “más Europa” no es una idea especialmente popular, esta decidida iniciativa de compartir soberanía puede resultar sorprendente. Pero reducir el debate sobre el futuro de Europa a una elección entre más o menos Europa resulta engañoso y simplista. De hecho, se trata de un excelente ejemplo de un posible camino a seguir para la Europa de los Veintisiete: los que desean hacer más, hacen más, dejando la puerta abierta para los que quieran sumarse en una fase posterior.
Cada año, los presupuestos nacionales de toda Europa pierden al menos 50 000 millones de euros de ingresos procedentes del IVA a causa del fraude transfronterizo. Es lo que sucede cuando un defraudador adquiere bienes de otro país de la UE sin pagar el IVA y, ulteriormente, los revende en su país a un precio superior, incluyendo el IVA pero sin ingresarlo en Hacienda. No intervenir en este tipo de fraude transfronterizo supone un duro golpe para las finanzas públicas y para la credibilidad de la Unión. La delincuencia organizada transnacional obtiene cada año miles de millones de euros de beneficios al eludir las normas nacionales y la acción de la Justicia. A pesar de unas normas y controles sumamente estrictos, los delincuentes consiguen a veces aprovecharse de fondos de la UE a través de métodos similares. Hay que acabar con esto.
Los fiscales nacionales están haciendo un trabajo excelente y persiguen activamente los casos de fraude. Pero los medios de que disponen para atajar los delitos financieros transfronterizos a gran escala son limitados y lentos. Pueden recurrir a una cooperación ad hoc a través de equipos conjuntos de investigación, lo que, de todas formas, implica generalmente largos procedimientos. Siempre que necesitan incautarse de fondos u obtener pruebas en el extranjero, siempre que la investigación debe llevarse a cabo con rapidez y de manera simultánea en diferentes países, el problema es que no disponen de equipos suficientes.
El fiscal europeo proporcionará las herramientas que faltan: investigaciones rápidas en toda la UE e intercambio de información en tiempo real. El fiscal europeo colaborará con los fiscales delegados de cada uno de los diecisiete países participantes, reuniendo sus conocimientos técnicos nacionales y coordinándolos a nivel de la UE. Queremos crear un organismo fuerte, independiente y eficiente, que permitirá desarrollar conocimientos especializados en la lucha contra la delincuencia financiera en toda la UE. Esta iniciativa es comparable a la Fiscalía nacional antimafia creada en Italia, que ha supuesto un punto de inflexión en la lucha contra las actividades delictivas mafiosas en los últimos veinte años.
Diecisiete Estados miembros avanzarán ahora en esta dirección y confiamos en que otros se unan pronto. Esperamos contar pronto con diecinueve o incluso veinte miembros fundadores. La Comisión siempre trabaja para todos los Estados miembros de la Unión y esta medida está abierta a todos, pero no debe frenarse a aquellos que desean avanzar y ofrecer resultados a sus contribuyentes después de tres años de negociaciones. Este es un ejemplo de cómo podemos hacer más, con los países que desean hacer más. Hoy ya es una realidad en Europa (el euro, Schengen, la patente europea...). Y tiene lugar en un ámbito ajeno a la economía.
Con el Libro Blanco de la Comisión Europea hemos iniciado un amplio debate sobre el futuro de una Europa de Veintisiete unida. Podemos elegir entre diferentes caminos. La dinámica en torno a la Fiscalía Europea demuestra muy claramente una cosa: una mayor integración europea -incluso en ámbitos sensibles, como la justicia- es una posibilidad realista. No es necesario que todos avancen a la misma velocidad, pero sí que todos remen en la misma dirección.
